lunes, noviembre 24, 2008

I remember my thoughts very well

por. Facundo Ezequiel

A friend told me not to worry.
He gave me this pen and paper.
“Spill your feelings in here”, he told me.
Then I was talkin’ to you on the phone,
Thinkin’ what a waste of time it was,
And started to scribble dumbly.
A head appeared and burped black foam,
I told you something about a dead man I used to know,
Well, he was just a boy when he got killed,
Today he would be a man,
But he’s three feet underground;
You just nodded,
I didn’t heard that through the line,
Maybe I just imagined it,
You kept silent
And the foam became a sheep
And a soft balloon grew from it’s tiny head
And it was counting men:
A sheep also needs to sleep.
Finally you said something
I didn’t quite catched it
But I nodded too.
Then we stood thinkin’ silently,
You puffed smoke from your cigarette
And asked me if I was going to speak anytime soon.
What was it that you were thinking?
I remember my thoughts very well.

Whom may you sue

por. Facundo Ezequiel

Whom may you sue
When ev’rything you laud
Is nothing but a fraud?
Ain’t that a shame,
To have noone to blame?
It all has that filthy aura
Revolving in and out it’s guts.
So I started with booze at a very young age,
I could feel the world on my stomach,
Later I could feel it on my bladder,
On my prostate, on my glans penis.
I felt the joy of the world, whole, holy,
Then, when I felt like a gladiolus in bloom,
I bursted in pain, you know,
The most pure pain bleeding from every pore of my body.
But noone but me was to be blamed,
And, man, I was God, you know,
But how could you know?
The past,
Dancing on the tip of my toe nail;
The future scratching my back.
For all you can imagine I’m just an old drunkard,
The question is that if God was to be laying down on the street,
Smelling like urine and vodka, would you pick him up?
Would you even recognize him?
So if you think you’ll do, if you see me,
Gimme a wink,
Or even better,
A good wank.

lunes, noviembre 17, 2008

El primer hombre

por. Facundo Ezequiel

Cuando la puerta del bar se abrió, sólo el hombre detrás de la barra entrecerró los ojos para ver mejor la borrosa figura que irrumpía violando la oscuridad del antro, pero apenas la puerta se cerró, continuó pasándole el trapo sucio a un vaso de whisky. Los borrachos ni se enteraron que en la habitación había un hombre más, el mismo encargado de la barra se hubiese olvidado de no haber sentido la obligación de cobrar al menos un trago de los cientos que los vagos jamás pagarían. El hombre que acababa de entrar no parecía particularmente arruinado ni tenía apariencia de inspector o policía.
—¿Qué le sirvo? —preguntó el mozo, esperando la negativa, seguro de que solo era un tipo que había sufrido un pinchazo en una rueda de su Fiat Uno.
—Una Corona... Y unos maníes, si tiene, por favor.
El tipo tenía cara de manejar un Fiat Uno, pero venía vestido como un Relaciones Públicas, o como cualquier vendedor de drogas bien conectado.
—Una Corona —dijo el mozo mientras ponía sobre el mostrador la cerveza y la destapaba con una herramienta que sacó mágicamente de un bolsillo en su pantalón— y maníes...
El mozo se le quedó mirando un momento y luego preguntó:
—Bien, no es de acá, ¿no?
El tipo, inexpresivo, le dio un trago a la cerveza y después contestó con una sonrisa:
—No, la verdad que no.
—Sí, me di cuenta en seguida. Escucho mucho “manís”, o “manises”, pero nunca un “maníes”.
El tipo levantó la mirada de su botella, esperando entender a qué quería llegar con ese comentario. En silencio tomó otro trago. Como el pie no llegaba, el mozo continuó tendiendo su puente conversacional.
—Lo único que se ve por acá son borrachos perdidos, siempre son los mismos vagos que vienen todos los días, y toman una botella de ron o de whisky; el último que pidió cerveza fue un viejo que se la pasaba el día entero tomando whisky sentado allá en esa esquina: tenía cirrosis, la última vez que vino me pidió la cerveza, “Estoy en tratamiento,” me dijo, “acabo de salir del hospital y el doctor me dijo que absolutamente nada de whisky”. Esa noche se murió el viejo loco, por suerte alcanzó a salir de acá. Se desangró por adentro; lo encontraron en la escalera del edificio donde vivía, despatarrado y blanco como un papel.
El tipo no pareció reaccionar con la historia del mozo.
—¿Usted no se va a morir, no? —bromeó el mozo.
—Uno nunca sabe —replicó el tipo con una sonrisa y miró el reloj que adornaba su muñeca izquierda.
El mozo apenas tuvo tiempo de recuperarse de su perplejidad, cuando la puerta se abrió sorpresivamente por segunda vez dejando entrar una cegadora ráfaga de luz. El segundo hombre se acercó a la barra y se sentó junto al primero.
—Una Corona... Y unos maníes, si tiene, por favor —dijo el segundo hombre.
El mozo no habló por un momento, puso sin fuerzas la botella sobre el mostrador y torpemente la destapó.
—Ustedes —habló finalmente—... ¿No serán compañeros, no?
El segundo hombre apenas corrió su mirada hacia el primero un instante y dijo:
—No, nunca lo vi en mi vida —y sonrió.
—Curioso —dijo el mozo—; pidieron lo mismo y exactamente de la misma manera. ¿Cuáles son las probabilidades de que pase eso, en este lugar?
—No sabría decirle —dijo el segundo hombre. El primero tomó un trago, estoico, como había hecho hasta el momento.
—Créame que menores que las que se le puedan ocurrir —aclaró el mozo—. ¿No le molestará compartir los maníes con el señor? No me quedaron más.
—No creo que eso sea un problema. ¿A usted le molesta? —preguntó dirigiéndose al primer hombre.
—De cualquier forma me tengo que ir, no se preocupe —contestó y le dio un último trago largo a su cerveza. Sacó un billete de diez y lo puso en el mostrador—. No se preocupe por el cambio —dijo y se levantó.
—Oh, muchas gracias. ¡Aprendan, vagos! —dijo el mozo, levantando la voz a los borrachos que balbuceaban para sí en la oscuridad del bar.
La puerta se abrió por tercera vez y la figura del primer hombre se desvaneció en la luz del mediodía. El mozo notó una fugaz e imprecisa sonrisa en la cara del segundo hombre; aunque era extraño, le pareció que era bastante parecido al primero. El hombre entonces dijo:
—Cóbrese de lo que le dejó mi amigo —y se levantó con una energía que el mozo jamás había visto. Había algo en esa actitud que le impidió protestar.
La puerta se abrió una cuarta vez. El hombre desapareció en el incierto exterior.
—Hijo de puta, ni siquiera tomó la cerveza —dijo el mozo.
—Dámela a mí, entonces —propuso un borracho que había oído.
—¡Primero pagá lo que debés, vago de mierda!
Un estallido proveniente de afuera los hizo saltar de sorpresa.
El mozo, aferrándose primero a la botella, para alejarla de las garras de los borrachos, se acercó a la puerta para ver qué había pasado con aquella explosión. Cuando abrió la puerta el paisaje le resultó demasiado pálido como para distinguir la forma de las cosas, pero un instante después, pudo ver lo que le pareció un hombre tirado en la vereda. Acostumbrado a los borrachos que se desmayaban en la puerta, lo pateó para que reaccionara, pero entonces se dio cuenta que pisaba un río de sangre que se desprendía de la cabeza del tipo y corría hacia la calle. Dio un paso atrás y arrastró los pies en el suelo hasta limpiarse las suelas.
Reconoció al muerto como el primer hombre y perezosamente se metió otra vez en la oscuridad del bar donde un borracho se había guardado una botella de J&B en el saco aprovechando su ausencia.

lunes, noviembre 10, 2008

Pésame

por. Facundo Ezequiel

Un pésame
para el amante abandonado
que llevó las flores
a sus propias exequias
y mira reticente
hacia ambos frentes
con su cabeza de Jano

Lo correcto y lo desviado
en su ceño se confunden
y aparenta ser un niño
del mundo destetado
¡Quién pudiera amarlo
tras haberlo visto!

Un pésame sin llanto
Un insulto compasivo
para el amante aquel
que olvidó su ombligo

lunes, noviembre 03, 2008

Manili nemura

por. Facundo Ezequiel

Igu igu mau mau
trak me igu dess
solo no tres goj
Ver mer me igu

Vili fe manili
fet doro dor'o
ai'gura ma nel
ma nel nemura

Ki'u ki'u blo
Ki'u ki'u do
Ki'u ki'u ne
Ki'u ki'u è

lunes, octubre 27, 2008

Escisión

por. Facundo Ezequiel

Escindir la verdadera expresión
de la vanidad y la autocomplacencia
Escindir el grito sincero
del llanto ahogado y la vergüenza
Escindir la razón y lo justo
del lazo oscuro de la ignorancia.
Alta expresión
Profunda expresión
Escisión

Trébol

por. Facundo Ezequiel

Terrible trébol de mis venas
que de mi angustia triste nace—
la suerte tiembla en mi pecho y yace
como lágrimas que un estanque besan

Ignoran las campanas al hereje redentor,
aquel que mide el cielo con sus acciones
y no reprime sus deseos ni visiones;
declaran las campanas al hereje vencedor

Juego entonces el diamante que me alimenta
y rezo sin fe a mi más querida estrella:
cada vez que mi alma flaca se sincera
mi esperanza tan solo le pertenece a ella

Ella, entre sus piernas

por. Facundo Ezequiel

Sólo un momento, permitime
verte como un momento
simple
enredadera que se va
pero se queda
para siempre
Tristeza, no me espera
se va
y con ella
mi vida
entre sus piernas

Canción cucú

por. Facundo Ezequiel

La tendencia es relatividad
Muchos tienden a morirse
La muerte es relativa
Me dirán que de allí no se vuelve
Pero muchos hay en vida
Cucú-cucú
Los estribillos que cantamos
Son los sueños despertados
Los himnos que entonamos
Son aristas del cuadrado
Argumento demacrado

Garra y pluma

por. Facundo Ezequiel

Como el vientre hinchado
de una puta satisfecha,
palmeado y frotado,
me siento colmado de inmundicia,
escupo más de lo que trago
pero no acabo de soltar
la materia oscura que me llena.

¿Alguna vez escucharon atentamente
el sonido de dos sexos guerreando?
El mismo sonido hace
mi birome al arrastrarse por la hoja.
El negro trazo suena igual
a aquel suspiro que tajea
los silencios
y los pensamientos todos.
Un arabesco de placer,
una voluta del alma
que se extiende como una garra
que se clava en el suelo
y, al mirar,
nos devuelve un puñado
de tierra fresca
y gusanos.

jueves, octubre 09, 2008

Nota musical

por. Facundo Ezequiel

Nota musical:
No hacer cantar a las Musas,
El éxtasis puede hacer llorar,
Llorar demasiado
Puede deshidratarnos.

Cuando me levante del trueno
Que no para de hacerme temblar
Voy a gritar
Como un eco
Y de las ostras que guardan bostezos
Las perlas del tedio van a brillar
Augurando la apertura madre,
Despertando los comensales de la muerte,
Componiendo lo una vez roto,
Llevándolo todo al extremo.

Pero hoy tiemblo
Como un gemido en el espejo,
Sonrojándome, entre vergonzoso
Y lujurioso,
Montando la nouvelle vague
Como a una perra encelada
Entre agujeros hostiles
De dientes sanguinolentos
Que esperan devorarse
Mis ojos saltones.

lunes, octubre 06, 2008

En mí su imposible

por. Facundo Ezequiel

En cuanto alguien vea en mí su imposible
otros verán su esperanza materializada
y van a aullar al verme andar.
Yo con las manos en los bolsillos,
disimulando mi mente entre los hombros,
abriéndome paso entre los anónimos
voy a soñar con una melodía
que ninguno de ellos va a escuchar;
me enamoraré de una chica,
y cuando esa chica tenga nombre
voy a cantarle todo el silencio.
Ella va a enamorarse
o va a alejarse
con mirada circunspecta.
Ellos van a felicitarme
y yo voy a llorar.

La oreja

por. Facundo Ezequiel

Si mañana me arrepiento
¿me devolverán la oreja?
Ese es el dilema que me contiene
que me detiene antes de poner
el pincel sobre el disco solar.
Si mañana me arrepiento
¿me festejarán igual?
Mientras tanto me entretengo
pintando el vacío del espejo
que me mira con ojos profundos
como esperando ver el truco final.

Como escupido por Cocteau

por. Facundo Ezequiel

Moverse para establecerse
para moverse destruir,
construir así.
Detenerse en el movimiento,
construir así.
Permanecer en el cambio,
construir así.
Oxigenar el fuego,
alimentar las llamas,
consumir lo vano,
construir así.

Callos

por. Facundo Ezequiel

Increíble y verdad
como un viaje en auto de 1000km sin paradas
tedioso y cierto
como el amor de a uno
amargo y confuso
la levedad de todo lo que se acepta sin llorar
Hoy me levanto
para besarte la frente
me arrodillo
para besarte las manos
me acuesto
para besarte los pies
Tus callos
son ángeles
en mis labios

jueves, septiembre 18, 2008

5 a.m.

por. Facundo Ezequiel

Del reloj que marca las cinco a la cama
hay una mirada de distancia.
¿Una mirada furtiva? ¿Un mirar cansado?
Un vistazo desesperado, intercalado entre pensamientos
de esos que tienen miedo del olvido
y toman forma de una mujer
una y otra vez
hasta que uno no hace más que pensarlos.
Entonces entra la mano al pantalón
y todo pierde la poca razón que guardaba.

Mujeres empíricas

por. Facundo Ezequiel

Mujeres experimentadoras,
tormento de los hombres sanos,
aléjense un instante,
silencien su erotismo
hasta que mi cuerpo me acompañe
adonde me lleva mi mente.
Por favor les pido,
relajen la tensión de mis venas,
préstenme sus cuerpos,
presto, que llega la noche

martes, septiembre 09, 2008

Un despertar

por. Facundo Ezequiel

El día pestañeó y pude ver
que no estaba escondida la noche
y lo que podría haber sido un descubrimiento funesto
no fue más que el clarear a oscuras.
Fue triste ver que no hay blancos ni grises
pero fue consuelo entender que mi desgracia
no era particularmente desgraciada
ni se centraba en el gatillo de mi llanto
—hasta donde yo sabía,
aquella mujer también lloraba—
Todos íbamos de olvido a olvido
como del amanecer se va al crepúsculo,
del oscuro páramo de sensibilidad
a la noche pura de lo insensible
y, en medio, el decaer, la vida.

Expresión

por. Facundo Ezequiel

Todo es procesar, procesar impresiones
y después lo único que queda es expresar
IMPRESIÓN
EXPRESIÓN
Casi como respirar, pero más esencial.
¿Cómo pintar todas esas casas de barrio
que nos miran con tristes ojos al pasar
si no lo hacemos con esos simples pasos?
De cíclico andar estos pasos
retroalimentándose en nuestro interior
hasta copar nuestras almas
y con la piel de gallinas
simplemente desbordamos

Si es sueño

por. Facundo Ezequiel

Los ladridos golpearon las paredes
y lo amargo como campanadas sonó;
el suelo pavimentado de seco amor.
Ella en su sueño sumida,
él mirando la grieta en el techo
y pensando cuántas veces ella se desvistió.
Las estrellas estaban todas muertas,
el pelo pegado a su frente
y en sus manos también el seco amor.
¿Hasta cuándo vas a crecer?
¿Hasta dónde vas a crecer?
Había un plan de cinco años hacía diez;
pero siempre los ojos clavados
y la misma grieta en el techo,
echando raíces.
Siempre pensando, la vida es sueño,
y ella soñando, sin sospecharlo,
a su lado, soñando soñando;
él pensando soñando si es menos terrible
llorar porque es sueño
y en el sueño llorando riendo
porque sintió un lagrimón.

Abstracto

por. Facundo Ezequiel

Dos líneas paralelas
cruzadas por un óvalo
en un mundo plano.
Tan unidos uno al otro
que, de separarse,
el mundo habría de derrumbarse.
Reflexión del encono
en el iris de plata.
Permanece todo descansando
en el vacío brillante
pregonando confusión de los sentidos
y dispersión de la razón.
Universalización.

lunes, agosto 25, 2008

Del recuerdo y el deseo

por. Facundo Eequiel

Por qué no puedo quitar este tumor
Que son imágenes que son palabras
Que son las sombras que me bañan
Es el amor faltante y el mal humor
El saber que el retorno es eterno
Y no es retorno sino recuerdo
Y sus diseños trazan caminos
Que son selectos, pérfidos olvidos
Son el cavar mi último morar
Son éstas las palabras que escribo.

Sueño vigente

por. Facundo Ezequiel

En la capa del día me hundo
Y el pesado abrigo preciso
Para librarme del duelo nocturno.
La vida es sueño para el occiso,
Lo mismo para el pobre creyente
Que hace del día una ilusión
Sin hacer caso de lo evidente
Condenando a la perdición
A todo lo que lo enternece.
Es necesario que me sorprenda
Entre la necedad que crece
Para mantenerme en la vereda.
Es preciso que no me duerma
Para mantener el sueño vigente.

jueves, agosto 07, 2008

Las mujeres que yo amo

por. Facundo Ezequiel

Las mujeres que se acuestan con hombres
que no son más que mitigadores del dolor
son las que me agarran como una enfermedad
y no puedo soltarlas sino hasta morir
tras una larga agonía.
Las mujeres que me enamoran están hechas
del mismo fuego que las estrellas.
Las mujeres que yo amo
son incapaces de mirar abajo

y de amar.

lunes, agosto 04, 2008

La espalda desierta

por. Facundo Ezequiel

El sol mezclado con mi sangre
en el horizonte
como una lágrima del mar emergente
aullaba con voces de millones —
todas las voces que habitaron el mundo
entrelazadas en un violento nudo.
Era el silencio estallando
el día cerrando sus compuertas
el muerto arrepintiéndose des testamento
el paso que sigue
el paso que sigue el paso
era yo y mis huellas en la arena
cayendo por la estrecha cintura
sepultándome en la duna
del tiempo
era Lázaro por segunda vez enterrado
eran todos los profetas y santos
era el ladrido incomprendido
era un deseo respondido
era todo al mismo tiempo
y la destrucción del tiempo
que lo hacía todo imposible
y sostenía todo el universo
Era la locura de un loco
que caminaba por última vez
sobre su desértica espalda

jueves, julio 31, 2008

3.000 leguas de sueño humedecido

por. Facundo Ezequiel

3.000 leguas de sueño humedecido
las piernas temblorosas y el cráneo hirviente
el pecho sobresaliente, las costillas rotas
del violento tambor de sangre
que no para un instante
porque su crescendo constante
es un preludio desesperado
al silencio de la muerte

Enfermo de su consciencia humana duerme
el desdichado enamorado de la estrella negra
recolecta en sus sueños piezas de rompecabezas
que tan solo ve encajarse por las noches
cuando las palabras de ella
obedecen los deseos de su mente
y entonces, solo entonces, sueña
3.000 leguas de sueño humedecido

viernes, julio 18, 2008

Cursicoraza

por. Facundo Ezequiel

¡Qué tonto corazón!
Baila cuando lo alimentan
y llora el resto del día.
Lo aturden los más mínimos bocados
y se lamenta recordándolos
tal obeso famélico.
Sueña con revertir su situación
y se ve feliz otra vez
como únicamente lo fue
aquella primera vez.
¡Qué tristeza,
qué vergüenza,
si ese tonto corazón
fuese el mío!

martes, julio 15, 2008

Tapiz musical

por. Facundo Ezequiel

Por qué será que no puedo dormir?
Y sin embargo sueño con vos
Relajate
Relajate
Hay música
Suena la trompa
Suave
Suave
Te deslizás mi querido monobígamo
Compartís tu amor por una mujer y el arte
Te sentás en profunda meditación
Involuntaria
Iluminado
Prendés un cigarro
Y en el humo tu tristeza se desvanece
Absorvido como por una esponja
Suave
Iluminado
Como si alguien te preguntara
Contestás infinidad de preguntas
Con una sonrisa
Pero al momento de cerrar los ojos
Ahí está
Aparece de nuevo
Hay música
Relajate
Lágrimas
Suave
Suena la trompa
Es ella
Con una sonrisa
Involuntaria
Desesperación
—Música

Harpías

por. Facundo Ezequiel

No hay nada como
un buen corazón
roto
para hacer una harpía feliz
Contemplando como se desangra
tirado en alguna esquina
oscura—
Los bellos gorjeos
del casi muerto
gemidos
del avaricioso amante
gárgaras de uñas
mordidas en esperas
inacabables—
¡Qué excitante es
para la mujer
del millón
de hombres!

miércoles, julio 09, 2008

El homúnculo de oro

por. Facundo Ezequiel

Probo y sincero
me adentraba yo a la inmensidad de los otros,
caminaba cuidadoso y no
sin cierto temblor en las piernas,
temeroso como estaba
de encontrarme
más allá
un semejante
que derrumbara mis cautos años
de enaltecer un ego
un tanto débil
y pequeño.


Caminé entre inflados gusanos
que ocupaban habitaciones enteras,
planetas
incluso;
pasé junto a los luengos parásitos
de mejillas avivadas
por sangres ajenas
y evité que me notaran
ciertos tipos extraños
que en sus oscuras vestimentas de miedo
afirmaban tener ojos en la espalda
y decían ver cosas que no estaban.


Pero entre tanta malaria del espíritu
una criatura ignota
llamó mi atención.
Su cara era pálida y neutra su expresión,
sus ojos parecían cansados,
pero cierto brillo en su interior
hizo que me acercara,
y, ubicando mi rodilla en la tierra
y mis manos en sus hombros,
le rogué que me mirara.


Tres caballos perlados vinieron hacia mí
vestidos en telas que jamás pude
haber imaginado y de infinito valor;
creí que sus enormes patas calzadas en oro
y plata acabarían por matarme;
pero como si ellos, o yo, fuésemos fantasmas,
al dejar su estela ectoplasmática,
solo, el eco de sus cascos
en mi pecho retumbaba.
Yo, aún sin poder moverme,
y sin pestañar una vez siquiera,
capté la luz de la estrella única,
violeta era y como látigo su golpe.
En mi retina dibujó como memoria
que vuelve en sueños de repente
olvidadas caras y acciones sagradas
de bondades puras y desinteresadas
y ese recuerdo grato fue como un olvido
que supiera preparme para el futuro.
Sentí el calor de una lágrima
que acariciaba mi mejilla
y se adentraba en mi sonrisa.
Me incorporé y quise darle las gracias
al pálido homúnculo
pero al mismo tiempo él
se puso de pie
y su cuerpo dorado,
en un masculino movimiento,
abarcó todo y fue todo al mismo tiempo.
Me di cuenta que no era necesaria
una despedida
y continué mi camino
dejando
huellas doradas.

Reflejo, tercero

por. Facundo Ezequiel

Espejo de bordes cóncavos
que refleja mi lánguido dolor,
¿por qué no reflejás
la dicha que precede
y te mirás un poco vos?
Vos, dolor, cruz gratis de mí
pendiente, es así ya.
Antes creó el ron.
Otro morirá. Sí, caete del
corazón
, rezó el mocete.

lunes, julio 07, 2008

Del anotador de las frutas

(de Cómo matar a Balthazar)
por.
Facundo Ezequiel


... Y ahí estaba yo, haciendo rodar el freakshow, esa enorme bola condensada que era mi cabeza, girándola con cada uno de mis pasos como un hamster en su rueda. Si alguien me hubiese parado para preguntarme la hora yo le hubiese contestado algo como "Y los bólidos pasaban repletos de payasos y las bicicletas conducidas por esqueletos de jeringas en cuello... " y mi interlocutor huiría aterrado o se pondría a llorar y se postraría a mis pies porque mis palabras eran la conexión con lo divino, eran la única verdad y mientras caminase e hiciera rodar la bola yo era Dios.

lunes, junio 30, 2008

Alma en dos

por. Facundo Ezequiel

El flautista se lleva mi rata
y su recompensa no es grata
¿cómo pagarle si no queda nada
tras el hambre de aquel roedor?
Solo el tiempo que no cede ni concede
sabrá decir quién ganará —si se gana— y quién pierde
Mis piernas quebradas de cansancio
me obligan al llanto
y hundo la cara en mis manos
Mi penar es tanto
que más valdría un trombón
para arrastrar semejante peso
fuera de las puertas del regreso
Aporreo el piano y humedezco el marfil
porque volver a recordar es inevitable
mientras sea yo quien viva mi vida
Lucho porque no sé si quisiera
moverme hacia delante
o dar un paso al costado
—quizás andar de lado—
Ella sigue estando ahí
como un inmutable horizonte
que vomita infinidad de obstáculos
—corro hacia ella
los salto, los evado,
algunos me llevan por delante
y cuesta levantarse;
corro hacia ella—
Cuerdas que desatan mi locura
permítanme golpearlas
como las golpearon mis hermanos suicidas
tan abocados a la vida
que fueron cegados por la desgracia
segados por mi compañera callada
que me mira del lado opuesto de la habitación
con cara que he de conocer
hoy reconozco su perfume a tierra húmeda
y su magra piel
reconozco en mí su perfecto reflejo
Amada mía (por no decir tu nombre
y avergonzar a tus pálidos amantes),
¿me querrás cuando mi punto haya expuesto?
porque aquello que me mata
es lo mismo que me da vida
ya no sé si soy
algo más que un fantasma
Me atraviesa la idea de volver a verte
mañana cuando me odies
por serte sincero al extremo
y arrodillarme ante vos
como fervoroso religioso ante Dios
pedirte perdón
porque la fuerza me la das vos
y si no te tengo conmigo
no hago más que arrastrarme.
Todo eso quise decir en una canción
pero mi única invocación a la perfección
era una lastimosa melodía marchitándose
en cada compás
y tu nombre era lo único hermoso
que pude cantar
y la canción era de Serrat
y aunque no la escuche nunca más
sigue sonando tu imagen
y el dolor de la separación
de un alma en dos.

Aquel que miró el cielo

por. Facundo Ezequiel

Aquel que miró el cielo cuando la tierra se abría bajo sus pies
Anduvo pensativo muchas mañanas atrás.
Aquél traía de regreso las espinas de la flor caprichosa
Cuando el conspirador lecho de estrellas lo miraba,
Lo llamaba y le suplicaba en vocablos olvidados,
Ventosas palabras, suspiros callados, sollozos.
Aquel que oía cuando los otros sentidos callaban
Oyó sus pasos. Resonaban atrás. Lentos, y creyó oír agua
Pero nunca vio mar o río alguno que no vertiera
De su pecho incontenible.
"Si hubiesen palabras que pudiera pronunciar
para explicar la inexistencia de los bancos de mi seno
que abarca más de lo que veo y creo que siento..."
Pensó, y cada uno de sus suspiros era una palada.
Drenar el sentimiento líquido que lo ahogaba
Era más difícil que navegar sus mares montado a
Una vieja y desastrosa guitarra.
Pero este mar era del mármol más perfecto y frío
Y sus pies se estaban hundiendo.
Aquél trepó tantas veces fuera de su agujero que creyó
Que jamás podría quedar encerrado dentro.
Cayó sobre sí mismo y desde entonces el cielo está oscuro;
Aquel que miró el cielo cuando la tierra se abría bajo sus pies
Anduvo pensativo muchas mañanas atrás.
Su único amor era lo único que nunca tuvo y siempre quiso.
Ella era una estrella y todo cuanto la rodeaba era oscuro.
Él la buscó en el cielo tras cada pestañeo y como un nocturno Ícaro
Buscó elevarse hacia el objeto de su deseo en vanas alas de poeta.
Aquél traía de regreso las espinas de la flor caprichosa
Cuando el conspirador lecho de estrellas lo miraba,
Lo llamaba y le suplicaba en vocablos olvidados,
Ventosas palabras, suspiros callados, sollozos.
Aquel que oía cuando los otros sentidos callaban
Oyó sus llantos. Futuros. Pasados. Presentes.
Mientras,
Su razón vertía sueños.

Ella es muy puta

por. Facundo Ezequiel

Ella es hermosa y es tan buena que
ofrece su belleza a quien sepa apreciarla
y es tan hermosa que pocos no la saben apreciar
¿por qué sos tan puta?, le pregunté
y me contestó con un movimiento de cadera
y un gemido que me hizo ver las estrellas,
seguro que eso se lo hace a todos
aunque le guste fingir ser santa
tampoco tiene drama en que le dé
por el culo y yo le doy
le doy con mucho gusto
y ella grita
pero sé que nada jamás le duele
(siempre me pide más fuerte)
y a veces dudo si algo siquiera
le causa placer
y si jamás
podré complacerla.

viernes, junio 27, 2008

Para los que tienen miedo

por. Facundo Ezequiel

Les advierto :
muéranse de miedo :
no hay nada más
que esto
El que no se atreviese
a hacer el salto
del pecho
al hecho
no tiene derecho
a seguir ocupando
el infierno de los otros
El mito de Sísifo
será solo eso
cuando mueran los muertos
y vivan los vivos
esa roca
quedará erigida
como muestra de que nada
puede quedarse quieto
Mientras tanto
los temerosos
háganse el favor
de pasar de a uno
al patíbulo
Sean mis amorosos
Subterráneos

Composición 16

por. Facundo Ezequiel

Sé que después de hoy
no podré entrar más
a este museo
La mujer que limpia
me mira
yo le saco la lengua
y me río
No entienden que es así
el arte moderno
Que esto que pinto
es un halagador
desnudo femenino

Pies

por. Facundo Ezequiel

Siempre los desnudo
y los miro
deseando cogerlos
en el sentido menos gallego
Quisiera contorsionarme
de extrañas maneras o
a veces deseo
que fuesen de otro
para ahorrarme
el esfuerzo
De rodillas
como un japonés
empollándolos
con mis huevos
Mis pies son hermosos
¡Quisiera cogerlos!

En el ojo ajeno

por. Facundo Ezequiel

Me pregunto si a Bukowski
se le ponía dura
cada vez que estampaba
una concha
en tinta
Porque yo estoy
escribiendo
y tu concha húmeda
me pone como una roca

Esta concha
es a veces un invento
y otras
un recuerdo
Pero sin importar
su forma
o tamaño
siempre que la menciono
esa concha está ausente
y mi entrepierna
está en llamas

lunes, junio 23, 2008

Cruz cansada

por. Facundo Ezequiel

La cruz anda cansada
se arrastra y nadie la alza
¿será que se dieron cuenta?
El peso del cuerpo
ya es suficiente
y muchas veces sobra

Extraño caminar

por. Facundo Ezequiel

No es extraño este camino?
No es extraño el caminar?
Cuando ayer acá me paraba
hoy ya no me paro a ayudar
No es extraño este camino?
No es extraño el caminar?
Cuando acerco mi oreja a la astromelia
lo que escucho son mis lágrimas rodar
No es extraño este camino?
Extraño cuanto recuerdo
No es extraño el caminar?
Extraño el camino circular

jueves, junio 12, 2008

Demacocks

por. Facundo Ezequiel

Bag your wage
don't waste my time
said the plush monk to the king
whose army was about to be deployed
unto the coast under the cliff
near to the church
where the monk spent his life
trying to endorse
God's words to himself
All your earthlings demacocks
wont pass me by
Used to say the plush monk
raising his fist way too high
at least enough to make Jesus mad
Amen
answered the king

3 Haikúdeos, 2 Poemitas durante espera

por. Facundo Ezequiel

La paloma llevaba
una ramita en el pico
y se fue volando

***

El blanco yaciente
descansa bajo
el negro que se cierne

***

El circo se desmonta
al terminar el show.
El payaso llora.

***

Cuando el cielo se animó a llorar
la tierra que se reía a carcajadas
se ahogó con sus lágrimas

***

Si tu belleza fuese
tu inteligencia
serías la persona más fea
pero te veo día a día
sin poder negar que
sos hermosa

martes, junio 03, 2008

Hoy y ayer

por. Facundo Ezequiel

Hoy quisiera saber tu nación
si dormís donde te sueño
si pensás donde te veo
Saber si en tu tristeza
ocupo un grano de arena
Aquel tiempo me espera
como si cada paso
fuese una esquina
de una vuelta eterna
No puedo evitar la pesadilla
en la que te tengo que perdonar
aunque no hayas hecho nada malo
Mi cabeza ama la pared
de a cortos plazos
El día va a llegar
en el que todo sea llano
Amo ser yo quien entienda
que ninguno merece ser amado
Vos y yo
somos dos tristes puntos
en un triste páramo
Parodias trágicas
de cómico resultado
Vos riendo
Yo llorando
Vos llorando
Yo llorando
Vos fingiendo
Yo creyendo
ser algo

miércoles, mayo 28, 2008

Buen tipo este Adán

por. Facundo Ezequiel

Mi voz atorada en
una garganta
que no es mía
Tanto abandono
y tan democrático
que me dan ganas de llorar


Una vez anduve
el camino de otro
El viento me daba en la cara
silbaba en mis entrañas
y mis chinchulines apretaba
Quería hacerme saber
quién es el sueño
y quién el dormido


El cíclope se sentaba en su trono
cada mañana una sentada y un huevo
cada vez más grande
Una mañana el culo le sangraba
Había puesto el huevo más grande
del mundo


Feliz quien nace del culo
Feliz quien crece en el embudo
Feliz quien se sabe boludo
Feliz el hijo del ojo lechoso
Feliz el lame-culos roñosos
Feliz el filósofo religioso
Feliz quien prende velas en su aniversario
Feliz el infeliz que finge
Feliz el lector pijiforme
que en cada lectura que hace
pegotea su idea saltarina
(al voltear de cada hoja
su acabada mente se relame)


Mi voz se perdía
en bostezos
cada cual era un nombre
Cientos de buenos-hombres
mi diafragma llamó
proclamaba el embarazo
de lo ineficiente


Nacía la ineptitud
sin condiciones para hablar
Los forzados eructos
que pretendían discurso
eran la semilla
que germinaría en Nación


Mr. President
tell me what time is it
It’s time for a call
Shall I call for war?
Perhaps it’s time to draw
Shall I draw my Colt?
Perhaps i need a drink
Another glass of nigger’s blood?


Y así on and on
hasta que el gruñido de mi estómago
se convirtió en portavoz
Ahora hago pomas
por un dólar


Adán agradeció

lunes, mayo 26, 2008

Alma de un mendigo

por. Facundo Ezequiel

No seas mi amiga
No seas mi amante
pero como favor
a un mendicante
responde estos mensajes
arroja una lágrima dorada
en mi sombrero de agujeros
Yo muero de hambre
A ti te sobra el dinero

viernes, mayo 16, 2008

Ilusoria

por. Facundo Ezequiel

Un embrujo me hizo así
tonto y estúpido jugador
frente a los pozos más excelsos
y un juego de cartas perdedor
en mis manos danzantes

Una tecla hundida en el piano
que suena bajo el dedo encarnado
acaba el arpegio disonante
Mi nombre deletreado

Ciénaga de recuerdos
el Melancólico solo sirve de artista
porque en la vida...

Solo en el último acto
muere el protagonista
Yo me pregunto si a mi muerte
bajará el telón para siempre
En el entre acto
siento mi herida vaciarse

jueves, mayo 15, 2008

Luna callada de sentimientos

por. Facundo Ezequiel

Otrora nueva Luna
esa noche te esperé
como hoy para decirte
todo aquello que callé

Te veía entera hermosa
entre los copos de cosmos
que lloraban del allá
pero aunque creía verte
en tu luminosa totalidad
tu rostro sonriente
era solo una faz

Sol era yo
ahora lo veo
en la plena oscuridad
bien podría cantarte
por todos los días de amor que no te vi
cuando mi luz era tanta
que mi reflejo era en vos
y mi tonta imagen enamorada
todo cuanto admiraba

Podría arrepentirme
quemar las cartas que colman mi mente
las notas que abultan mis bolsillos
y como este
otros tantos poemas
pero no tiene caso negarlo
mi amor por vos era brillante
y superaba mi amor propio
ojalá supieras perdonarme
el amarte más que nadie
si te amaras como yo
te amo
vivirías encerrada
en tu reflejo
dorado

lunes, abril 28, 2008

Del Artífice

por. Facundo Ezequiel

No hay descanso,
y los llantos de niño
vuelven tras muchos años.
Tos desesperada,
cargada de dolor acéfalo.
No seré el eterno sufriente.
Hoy no moriré,
porque el deseo de hoy
es el lamento de mañana.
Si nací para sufrir,
moriré por ser feliz.
Deshilvanaré mis desilusiones
hasta el último día
del útero
y quedaré desnudo
ante el miedo,
frente al mundo.
Este soy yo,
el siempre cambiante,
el loco, el mudo,
el tonto que llora
cuando está solo
y que por ser solo
se cree dueño del mundo.

Alabanza

por. Facundo Ezequiel

No hay cosa más horrible, dijo la Reina,
que ser comida y escupida en esta vida.
Me entero de verdades cuando me peina
mi criada y desentraño alguna que otra mentira
cuando el polvo blanco cubre mi frente morena.
Dicen que no es bueno que una Reina salga tanto,
mas yo ando bajo el sol pues para Él soy su rosario,
y nuevas estrellas nacen tras cada uno de mis pasos;
tanto es así que si pudierais alejaros desta tierra
y mirarais hacia el vasto Universo, veríais deletreado
con el rocío divino mi Real agraciado Nombre,
y si llevarais el cielo diurno en vuestras venas,
el vuestro, lo mismo, plasmaríase en estrellas a su lado;
por lo pronto, en las noches, solo veo Mi Rostro y Mi Nombre.

jueves, abril 17, 2008

Todos mis poemas

por. Facundo Ezequiel

A L.M.A.

Deberías saber
que todos mis poemas
son el anverso y el reverso
de un único poema
dirigido a vos
En mí quisiste ver
decepción y frustración
pero nada de eso sentí
hasta que dijiste adiós
y volviste a tu ostra salvaje
de Venus de Botticelli
Siempre pensé
que el amor era suficiente, pero
¿cómo dar a conocer el amor,
cómo hacer entender
que uno pierde
algo más importante que la vida
al perder el amor?
Todos mis poemas
son la cara y contracara
de un único poema
de amor.

miércoles, abril 16, 2008

Monotonía del azul

por. Facundo Ezequiel

Y cuando el primer chorro era echado, Nagasaki, Hiroshima, era lo único que te venía a la mente, pero no era ni Hiroshima ni Nagasaki; uno se siente estúpido tratando de explicarlo pasando los 20 minutos del quinto chorro, pero era más bien como la radiación del sol, un presenciar en la carne esa terrible combustión, y al segundo caer en la soleada playa donde ese calor distante se tornaba placentero y no podías más que suspirar por lo acontecido y tal vez elevarte en sueños.
Pero al otro día todo se volvía pesado y pálido y triste, porque no había nada que te confirmara que eso no había sido un sueño.
Caminabas, entonces, pensando que el hoy era una pesadilla y no podías levantar la vista, porque al mirar a los ojos a la gente veías una cantidad de cosas abominables, cosas que eran un simple reflejo de lo que ellos veían en vos, y eso no querías ver, porque verte siempre te asustaba, y te veías desnudo, avergonzado.
Así te evadías, fingías pensar otra cosa, ver a otro lado «Cómo me gustaría un superpancho con papas fritas,» porque simplemente pasabas arrastrándote junto al carro del vendedor de panchos, y así a veces estabas tan gordo que no te cerraba el pantalón o terminabas con libros que jamás leerías o con grabaciones raras de óperas de Verdi.
Pero a veces decías «Mierda» y te sentabas con los ojos en algún mar de tu mente hasta enamorarte del dolor, de la mala suerte, de una chica embarazada, o, aunque parezca imposible, de vos mismo. Y dibujabas y escribías como un loco, esperando que alguien espiase mientras te hacías el distraído y te alabase; y de vez en cuando aparecía un tonto ingenuo con la ilusión perfecta de encontrarse con un artista desconocido y genial y entonces pretendías ser humilde y negabas tu capacidad de representar el alma humana de manera artística «Sólo dibujo... Sólo escribo...,» decías levantando los hombros y sonriendo nerviosamente, pero eso era parte de tu puesta en escena, porque cada segundo, cada cosa que hacías era una pincelada más en tu autorretrato.
Y tu nostalgia volvía; era tomar un paso atrás para admirar el lienzo. «Es solo un boceto,» te decías a veces, «¿Tantos grises estarán bien?,» te preguntabas otras, pensando que cada pincelada era definitiva; o la definitiva.
Caminabas. Te enamorabas, y cuando te distraías... ¡BLAM! Nagasaki, Hiroshima, todo el calor del sol, la playa, el sueño, y el despertar de una patada. Era una mujer y era tu arte.

viernes, abril 11, 2008

La moneda

por. Facundo Ezequiel

¿Acaso no es poeta
quien proclama a viva voz
una verdad silenciosa?
¿Es combatiente
quien justifica sus medios?
Del otro lado de la moneda
alguna vez
también rasgó la uña
y golpeó el suelo
La buena suerte
la lleva el indiferente
La mala suerte
es del ser consciente
La angustia es lo que le queda
a todo aquel que cruza
el puente de la vida
para obtener respuestas

Ermita

por. Facundo Ezequiel

Que la ley siga siendo
fría y estúpida,
porque si aprendiera a ver
nuestros pensamientos y sentimientos,
seríamos todos sentenciados
a la hoguera.
Prefiero creerme expósito,
sin padres ni hermanos,
nadie que cuide de mí
o mire sobre mi hombro.
Contemplativo y solitario,
cuando hallen mis huesos
los encontrarán lejos de los cementerios,
incrustados en un coral
de lágrimas secas.
Quien ama lo humano
odia lo humano.

lunes, abril 07, 2008

En expansión

por. Facundo Ezequiel

De este a oeste
de norte a sur
y en todas direcciones al mismo tiempo
se potencian mis intenciones con mis palabras
con cada mirada
y deseo de caricia
se acerca el desprecio
rozándole el hombro a la locura
de espaldas a la vida
mientras yo me expando
y envuelvo poco a poco
todas estas cosas que me siguen
y apuran mis lágrimas
Como un cerdo
hambriento de experiencia
no dudo en atragantarme
con bocados demasiado grandes
y no me arrepiento
aunque me cueste
lo que no tengo
Sí sí sí
es amor a la vida
o amor al conocimiento
Si un lisiado puede
amar a sus piernas
yo amo incluso
a quien me golpea
y agradezco sus caricias
y beso sus pies
y sus manos
que una herida
vale la herida
Amo también
al indiferente
pero pretendo enojarme
para no ofenderle
y abrazo la ironía
del que no ama,
no amó
ni amará,
porque lo amo
más que a un hermano
Amo a la vida,
¿qué importa si ella me desprecia?

viernes, abril 04, 2008

Vacío o bacante vacacional

por. Facundo Ezequiel

Faros y vendimia
olfatos frutales
y falos erectos de desidia
Mujeres sencillas
arrojadas a los estómagos
de quienes no eructan satisfechos
en sueños de onanismo
respiran agitadas melodías
y cantan palabras que solo sus pechos entendían
Se invocan dioses paganos
en desesperados arranques culminados
Un asomo de felicidad
en la mueca de un postrer sueño
y el aroma acre del más allá

Bocetos

por. Facundo Ezequiel

Hasta hoy
un prolongado ensayo sin alma
Pero hoy
bocetos son arte
gran parte de vida
o entera vida
del artista
Elementos de la tierra
respiran sin aire
y se mueven
como luengas piernas
Piernas serenas
al servicio de la arena
o castillos fugaces
de haber manos infantiles
geniales ideas pequeñas
enormes proyecciones fantasmales
y nueces maduras cazadas al vuelo en viejos nogales
El amor es genial
y es genial el amante
que muere por morir su amante
Inocentes langostas
entran por crueles ventanas
y su muerte no será llorada
Señal de Apocalipsis
esta plaga
La madre amamanta
pero si supiera que su hijo
gozará más de beber
de otros pechos
su amor egoísta
lo mataría de hambre
Salvación es un rito
de los cobardes puritanos
La ciega maldición
del tibio escapismo
de los hijos de Dios
Muerte
Muerte
Muerte
Muerte y todo lo que queda
cuando ya no queda
nada que hacer
nada que dar
Muerte y Nada
después no importa
sino al que queda
Sufriente y Solitario
como todo ser humano

jueves, abril 03, 2008

La persona más triste del mundo

por. Facundo Ezequiel

Una conspiración de estúpido sinsentido
rodea todas las cosas que quiero,
quisiera querer,
o que en cierto grado me importan
y el aglutinamiento de toda la angustia en mí
provoca una especie de tumor emocional,
un sólido desborde de mis cabales
un forcejeo loco en la camisa
de las restricciones púdicas —morales
si pudiese convertirme en una hoja muerta
y caer del árbol de la vida
y dejarme llevar por el viento
para no llorar las cosas que perdí
y el único amor que no volveré a tener,
creo que lo haría
porque una hoja acariciada por el viento,
aunque muerta,
es más feliz que un facundo, vivo,
pero sin el roce de quien le inflige vida
La calma me es ajena
siendo mi mente un maremoto de erotismo
ya no quiero jugar a ser feliz
quiero llorar
porque soy
la persona más triste del mundo

martes, abril 01, 2008

Severa levedad

por. Facundo Ezequiel

A L.M.A

Todas las mujeres son
el fantasma impreciso
de esa única mujer
y yo pretendiendo cruzar
el umbral de la vida
y la muerte
para traerla de vuelta
no logro más que lúgubres desengaños
y fragmentos de ella que se me clavan en el pecho
para ya no saber
si el fantasma soy yo
o si son de ella
estos despojos de ser

La existencia no me es clara
y las cosas que de ella dependen
se me antojan extrañas y pálidas
pues en pretérito amo y siento y veo
pero nada me es presente
más que vacío y desconsuelo

lunes, marzo 31, 2008

Apología al caminante

por. Facundo Ezequiel

Odio a la gente que pasa a mi lado
mirando al frente
y no me mira
Escupo sobre el camino que voy a andar
pero nunca escupo a los lados
Permito que me embarren los autos
pero no dejo que me vean resbalarme
en la basura que me tiran
En cierta manera soy un ángel moderno
así que no vengan a hablarme de cielos
que me cuelgan las bolas hasta el suelo
y el de etiqueta desde el subsuelo
pretende pincharme mis futuros hijos
A ver si soportan lo que yo soporté hasta el día de hoy
A ver si caminan la mitad de lo que caminé
porque no es cuestión de andar el camino correcto
es cuestión de andar la mayor cantidad de caminos
de mear siempre hacia abajo
y caminar siempre cuesta arriba
sin importar las reglas del caminante
que dicen que todo pobre tipo que sube
alguna que otra vez tiene que bajar
y ser meado desde arriba
Así que ustedes que se creen inteligentes
ustedes que creen ser correctos
ustedes que creen andar con sus pares siempre inferiores
ustedes que imponen modas por si las moscas
ustedes que no entienden y pretenden interpretar lo que no es
ustedes ángeles y atractivos que jamás fueron empujados
ustedes aburridos y salvajes que pintan paredes de blanco
ustedes amebas y espermas afixiados en látex
ustedes que me hablan a las escondidas
ustedes que susurran a las espaldas
ustedes que le tienen asco a la vida
Ustedes me creen igual
pero si se permitieran ver y escuchar
verían que no me ando con vestiduras
y todo es sencillamente lo que es
todo en mí
al menos
lo es

Hermosa y amada

por. Facundo Ezequiel

A L.M.A

Ser hermosa y ser amada
tiene también sus desventajas,
eso si no te gusta ser observada,
si te incomoda la caricia amorosa,
si te cansa en todas las palabras tu retrato,
si te aburre que otros dedos aren tu pelo,
si te altera el respiro en tu cuello,
si el masaje en tu espalda te ablanda
y en tus sueños no hallás más palabras
sino el rico fluir de un río,
si te resultara más leve el peso del día,
si no encontraras trabajo alguno más que ser,
si comenzara a dominarte el placer de sonreir a la intención,
si empezaras a extrañar a alguien
y ese alguien regresara cada vez que lo desees.
Como ves, ser hermosa y ser amada
tiene también sus desventajas.

sábado, marzo 08, 2008

Féretro

por. Facundo Ezequiel

Sé que mi vida natural
se acabará a mis 44
porque a mis 22
la arena del reloj
se acabó
y el reloj
se volteó

El ahora nuevo valiente
sufre lo mismo que el ayer cobarde
pues a nunguno de los dos se los bendice
con la Única Correspondencia del amor tajante

El tiempo es una herida abierta
las horas se me escapan a borbotones
y como todo aquel que se sabe muerto
cada palabra es una declaración
un paso más en la espera circundante
de aquel último seco borbotón
"¡Quítenme 10 años si no cruzo una lluvia
por las cosas que amo!"

viernes, marzo 07, 2008

Con la loca mordiéndome los talones

por. Facundo Ezequiel

Esperaba sentado —enlatado entre un banquero peludo como un mono y una negra famélica— por mi corte de pelo. Frente a mí una mujer psicótica y su marido, un tipo que parecía agradable, quien leía una revista de periodismo glamoroso, esperaban su turno también. La loca me vio mirándola y por un segundo empezó a parpadear y casi a convulsionar con los múltiples tics que la atacaban, de pronto mete su mano en la cartera y se abalanza gritando sobre mí con uno de esos aturdidores eléctricos que las mujeres llevan para defenderse de los atacantes.
—¡Controlá a tu mujer! ¡Controlá a tu mujer —gritaba yo mientras me tiraba hacia atrás intentando evadir la punta eléctrica de su aparato fálico ayudándome con la suela de mis zapatillas.
El marido, con unas maneras de lo más apacibles, llamaba a su mujer, casi amaneradamente, sin levantar la vista de su lectura.
—Marilú... Marilú... Dejá al muchacho... —como esos padres que no demuestran convicción alguna al retar a sus hijos salvajes.
—Podés pasar —me dijo mi peluquero y yo me arrastré asustado hacia la silla de cuero giratoria.
Apenas me senté, me di cuenta que la habitación estaba cubierta de espejos y mirara donde mirara me veía a mí mismo; si miraba hacia arriba podía llegar a ver las suelas de mis zapatillas, y, si miraba un poco a la derecha de ese punto, podía llegar a ver la parte de atrás de mi oreja izquierda. Incluso había ciertos espacios en la habitación donde la luz se reflejaba tantas veces que podías ver gente que se había sentado en esa misma silla hacía más o menos 20 años; así lo delataban los pelos abultados y las enormes hombreras entre destellos de colores flúor. Entonces vi un nene que me pareció conocer de algún otro lado. Era un chiquito simpático con su cabecita cubierta de enmarañados tirabuzones, rubios como el mediodía. Un chiquito tímido que no hablaba excepto cuando le preguntaban algo, o eso parecía, según las muecas mudas de las personas que lo rodeaban, incluído mi peluquero, solo que esta última figura, su voz, tenía sonido y en verdad, tardé un segundo en enterarme, no era ningún reflejo, era mi peluquero en carne y hueso, preguntándome cómo andaba y qué quería para mi cabeza.
—Un juego nuevo de ideas —le dije, y él, con su velocidad de peluquero, comenzó a hundir sus tijeras en mi enorme cráneo y a moldear todo dentro de él hasta que me relajé y dio por finalizado su trabajo.
Le agradecí y le pagué los $15 a la señora del mostrador, di las buenas tardes a todos y salí corriendo con la loca mordiéndome los talones.

lunes, marzo 03, 2008

Euritmia

por. Facundo Ezequiel

Mis manos son el esperma de Dios,
mi mujer es el óvulo
y mi arte el producto de todo el amor

Santa ballena de la creación,
magnífico mamífero nadador,
nuestros sueños marítimos
son el colchón donde descansa
su dulce deseo de algo mejor,
nuestras ideas son peldaños
hacia la antigua perfección

Griego: sabías más de lo que sabemos hoy,
tu saber se fue con el arribo del
despótico monoteísmo.
Aún hoy es cierto que solo sabemos
que no sabemos nada

Sí, me acuesto en la nieve de verano a mirar el smog.

Cortes y más cortes,
tijeras y filas de hombres
encadenados todos ellos por el cuello,
buscando una galleta y una palmada,
buscan complacerte, hacer las cosas bien,
pobres eunucos;
jamás podrán complacerte,
señora de la eugenesia

Me planto, entonces,
canto viejas melodías populares,
canciones de otros pueblos que jamás visité.
Hay ritmos agitados y cambiantes,
melodías percusivas y sonidos ofensivos,
de pronto emerge mi sangre negra
y grito palabras que jamás escuché;
ella se limpia y me agradece.

Del sinsentido

por. Facundo Ezequiel

Grandes úteros del conocimiento
déjenme fecundarlos.
Hermosas meretrices de la sabiduría
permítanme merecerlas.
Mis viajes son cortos y mis poemas
lo son mucho más,
si por gracia divina o por chiste universal
quisieran alargarme la vida,
no extiendan mucho mi placer
y enmienden mi virtud con humanidad,
déjenme vivir como los demás.
El resto no siempre es disminución,
el resto a veces es la suma o evolución;
no es fácil respetar lo que no vemos,
por eso respeto los sentidos
y mi lengua camina muchos caminos
y mi oído navega muchos ríos,
y aunque me aburro seguido
por repetir los sinsentidos
que me hacen divino,
entiendo que es mi trabajo
no sonreir cuando tropieza el enemigo,
y si me siento especialmente malvado,
ayudarlo a levantarse,
sacudir la tierra de su traje
y besarlo en las mejillas
esperando que me golpee.