lunes, diciembre 28, 2009

Todos podemos

por. Facundo Ezequiel

aparentemente
todos podemos
hundirnos
en un pozo
lo suficiente-
mente
grande
todos podemos
criar
enormes
granos
llenos de
pus
todos podemos
rascarnos
hasta sangrar
todos podemos
gritar
aparentemente
todos podemos
lector idiota
escribir
desde el alma
—suponiendo que
la haya—
supuestamente
todos somos
vasijas huecas
moldeadas
de la misma
mugre-mierda

ya quisiera
lector hipócrita
creerme
la mentira
tan bien
como
usted

pero
escritor
y
lector
tienen tanto
en común
como
leche
y
humo

ARF!

por. Facundo Ezequiel

Estamos andando...
las luces en la ruta
con un ritmo
cuadrado
pero
hipnotizante
nos guían.
Unas cuantas
curvas
peligrosas y
estamos parando
y volviendo
a andar.
Luces,
luces,
luces,
bingo,
kiosco,
bar,
club,
pub,
luces
y
una plaza.
Las ventanas
bajas
viendo a
las chicas
con
mirada
criminal.
Un frío
recorre
la espina
y el alma
caliente.

La esquina
ebulliciente.

Podríamos
poblar
todas
las barras
de todos
los bares
en este
día.

Lo mejor
es no
parar
y esperar
que
salga
el sol.
Demasiados pensamientos
esperan en los
semáforos,
demasiadas
posibilidades
en ojos fugaces.

Así que
Mingus
martilla
poemas
con sus
dedos
masivos,
repletos
de bronca,
con un
sonido
tan gordo
como
la tierra.

Todo en
la noche
es un perfecto
poema,
por eso
hoy
no temo
recordarte.

Las luces
quedan atrás,
el alba
adelante
y
otra hoja
de mi
cuaderno
queda
cubierta
de
recuerdos de
amor
y
abandono.

Ladran.

jueves, diciembre 10, 2009

Esto es guerra

por. Facundo Ezequiel

Ahí estaba yo,
tratando de ganar
una pelea de puños
con palabras,
sin ser cobarde,
intentando
arrancarles
las cabezas
contrayendo
mis pulmones,
vibrando mis
cuerdas
vocales.
Nunca fui
cobarde,
solo que
siempre sentí
una fascinación
morbosa
por la siguiente
pelea.

Todos
son
gatitos
ante
mi
curiosidad.

Él mira por la ventana

por. Facundo Ezequiel

Y todo es ridículo
en la vida humana.
El vecino, con el trapo grasiento
saliendo del bolsillo trasero,
arreglando el motor.
El chico pedaleando
en su triciclo
tratando de alcanzar
las palomas.
La abuela en alpargatas
baldeando la vereda
desde atrás de
las rejas.
La señora que
en la esquina,
cruzada de brazos,
cambia el peso
de piernas
y se asoma
para ver
si llega
el 64.
Él se pregunta
qué sería de sus vidas
si el motor funcionara,
si la rueda
delantera alcanzara
a la paloma,
si el viento
no trajera
polvo,
si los colectivos
cumplieran
sus horarios.
Qué objetivos
tendrían.
Qué esperas
ocuparían
sus días.
Qué habría
detrás
de esa
ventana.
Mientras tanto
se alegra de que
esa paloma
pueda volar.

Política

por. Facundo Ezequiel

“es absurdo el perdón
en una sociedad
irreflexiva”
yo lo miré.
“el partidismo,
el patoterismo,
la demagogia”
me llevé
un bocado
a la boca.
“la moral
debe ser
cuerpo
antes
que
palabra”
mastiqué
un poco.
“la cultura
de trabajo”
estaba
duro.
“fuerza de
choque”
lo escupí
en la servilleta.
“el pueblo”
lo envolví
y lo tiré
a la basura.
“me voy”
no había postre
ni cerveza
ni tele.
me senté
al piano y
machaqué
la misma
melodía
de
siempre.