miércoles, abril 06, 2011

Recuerdos

por. Facundo Ezequiel


Cuando miro hacia atrás

lo que fuimos

hace sombras

a mis espaldas

y el futuro

pierde el fulgor

de la esperanza.

Toda fina dama

tiene algo de vos

y tu recuerdo

se perpetúa

en mi contemplación;

no hay nada

más hermoso

que esta daga inquieta;

mantiene

mi alma

en forma

y

humilde

mi cabeza.

Maldigo el día

en el que me muera

y tu recuerdo

pase a ser

otra cosa

que

ya

no

es.

Al menos ella me querrá

por. Facundo Ezequiel


Estar en un pozo

es algo hermoso

para un poema,

pero dejame decirte,

las mujeres

no se enamoran

de vos

cuando te atrae

esa otra mujer.

Coqueteás con ella

porque tenés

el lujo de saber

que ya te tiene.

Las otras la celan

y quisieran

estar en su lugar.

Hay mujeres

que te pueden

vaciar de alma

en 5 segundos;

nunca pude

lograr nada

con ellas

ni ellas

pueden

encontrar

mucho

en mí.

Creo

que cuando

cierren

mi caja

voy a

haberme

ido

hace mucho

con la

única

que

siempre

me fue

fiel…

Si supieran,

mis

corderitos.

Bandera

por. Facundo Ezequiel


Medio litro de vino rápido

te ayuda a sonreír

por un ratito

olvidar

y con suerte

dormir.

Ayúdenme a

ayudarme,

sigan trayendo

botellas

que la mejor

manera

de curar

la resaca

es bebiendo

un poco más.

Alcen mi espíritu,

denme una buena mujer

y una hora para

vejarla.

No me dejen caer,

que mi ánimo

flamee

como

una alta

bandera

de

amor

propio.

El último poema

por. Facundo Ezequiel


Algún día me voy a morir

y quizás nadie me recuerde.

La persiana de mi habitación

va a seguir rota

pero ya no va a haber luz.

Mis zapatos van a

conseguir otros pies

o terminarán

en la basura.

Nada tendrá incidencia.

Algunos van a divertirse,

otros van a tomar

amoníaco

y se sentarán

a esperar.

El mundo

va a seguir

girando,

todo va

a seguir

igual,

mi cuerpo,

rígido,

va a ser

trabajo

y una molestia

para el médico,

igual que ahora

lo soy

para esta

vieja

que desea

ocupar

mi asiento

mientras

termino

de escribir

este,

en lo que

a mí

me concierne,

último

poema.

La cosa está difícil

por. Facundo Ezequiel


La cosa está difícil,

los japoneses,

siempre un paso adelantados,

obtuvieron primero

el Apocalipsis;

la empresa

empezó a fletar

a mis compañeros

y mi nueva computadora

no funciona

como debería.

Nada de eso

sería tan trágico

si la chica

sobre la que posé

mis ojos

me hablara,

pero ya saben,

las cosas

nunca

me salen

bien.

La cosa

está difícil

y no se me ocurre

otra cosa que hacer

sino parir

otro poema

encarnado

en mi ego

como una

uña

rota.

En cualquier momento

la tierra se va a abrir

y va a tragarme

a mí

y a mis

ínfimas

miserias.

No importa.

Nada importa

pero

todo

molesta.

Morisquetas

por. Facundo Ezequiel


Este bebé balbuceante,

entusiasmado con mi cara,

tan simpático

y lleno de posibilidades

en un pestañear

va a ser

otra detestable

molestia,

otra aborrecible

muestra de

humanidad.

Todas las posibilidades

van a ser

chistes sin gracia,

olvidadas hace mucho.

No va a recordar

mi cara,

un instante

en un colectivo,

en brazos

de su madre,

demasiado gorda

y permisiva

como para entender

la condena

impuesta

a su hijo.

Yo voy a seguir

confundido y

adolorido,

convencido de

estar aprendiendo

todos los días

algo nuevo,

pero es probable

que otros poetas

me hayan

hecho

morisquetas

en un viaje

que no

puedo

recordar.

En el vacío del espacio

por. Facundo Ezequiel


Siempre le tuve más afecto

a quienes me rechazaron

que a los cantores de alabanzas.

Soy escéptico por naturaleza

y siempre me creí genio,

así que los esporádicos detractores

son como una explosión

en el vacío del espacio

corrigiendo el rumbo

de mi nave

de vuelta

hacia

la Tierra.

sábado, abril 02, 2011

Las horas imposibles

por. Facundo Ezequiel

Acá empiezan
las horas imposibles.
Miríadas de
médicos en las
paradas de colectivos,
como si al final
del recorrido
acaeciera
una tragedia.
Todavía no es
el fin del mundo,
pero nos acercamos
cada día
un poco
más.
La lluvia
lastima y
no lava nada.
Mi bote,
encallado
en el desierto,
desborda
de agua.
Los pájaros
gorjean maldiciones,
las hienas
se mueren
de hambre.
Mi corazón me
dice adiós
pero yo
escucho
la radio.
Beethoven nunca
hizo este ruido.
Nada es
lo que debería
ser.