miércoles, noviembre 01, 2006

LOS ESCRIBIDORES I

Escribir por resignación. Escribir por escribir. Escribir por el simple hecho de alejarse de uno mismo. Se podría decir que escribir (como lo hago yo) es un acto de patetismo importante; no es que eso me moleste; no, ya he aprendido a vivir con eso. Los escribidores (diferénciese de los escritores) somos una especie rara, resultante, a veces, en poetas crónicos. Somos de una calaña confundible con los vagos, debido a cierta incapacidad cuasi patológica de cumplir otra función que no sea la de vivir la vida, y anotarla, ya sea de manera literal o a través del filtro de la mente y alma, impregnando las vivencias de un aura fantástica y de segundas interpretaciones y significaciones.
Los escribidores nos diferenciamos de los escritores en lo que a la motivación se refiere; a nosotros nos mueven los sentimientos, a ellos: la pasta. Y por pasta me refiero al dinero, la mosca, la guita, el papel, etc. El reconocimiento... Que es también lo que lleva al escribidor, necesitado de amor, a publicar sus escritos. Por supuesto que muchos escribidores devienen en escritores, al ver que lo que escriben es reconocido por mucha gente como buena lectura, entonces es que se engrupen (v.lunf. engrupir= enorgullecerse) y ruedan colina abajo. ¿Colina abajo? ¿Y cuándo estuvieron arriba? Es cierto: el escribidor está demasido abajo en la escala social como para caer más bajo, pero hay ciertos principios morales que afirman que los engreídos, los políticos y los miembros de la farándula están aun más bajo en la pirámide de bajeza.

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