lunes, mayo 21, 2007

Poesía de un improvisado no tan improvisado

por. Facundo Ezequiel

Las faltas de mi alma que jamás serán castigadas
me aterran y mueven mis pisos como sismos
y sin embargo nada cambia de lugar
los vasos y las copas siguen sin quebrarse
y me embriagan las piernas que mis miradas siguen
: es que mi corazón es un corazón preso
que anhela la libertad del amor
y el amor es el mismo terror
que como claustro me agobia
me aterra la posibilidad
de no y de sí
de ser amado :
Cuál es la falta, entonces?
mi falta
brilla
brilla por su ausencia
mi falta es el amor
mi dolor es mi canción
y si pudiera subir la cremallera de mi corazón
probablemente
(conocerán ustedes mi suerte)
me agarre una arteria o dos

Será mi destino
morir por el abandono
dejado
incluso
por mi sangre

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