miércoles, mayo 02, 2007

La desesperación del anti-yo

La persona a quien más amo odiar no es Bush ni el Papa ni mi madre sino yo mismo. Es atractiva la complejidad de odiarse uno mismo. Se me viene a la mente Kierkegaard, se me viene a la mente Yeats; la desesperación por querer ser alguien más que yo; la búsqueda del anti-yo. Aunque muchas veces me parece que eso efectivamente es así, otras tantas, creo que si fuese alguien más que yo sería una persona mucho mucho mucho más infeliz, si es que acaso existen grados de infelicidad. Recuerdo una noche, hace varios años, andar caminando junto a un amigo, discutiendo sobre qué elegiríamos ser si tuviésemos la oportunidad de elegir de nuevo, conscientes de cómo sería la vida en cada uno de sus pasos hasta la muerte; y pese a que ninguno de los dos estaba muerto a la manera clásica, ambos dijimos que volveríamos a elegir la misma vida; la elección de la rebeldía ante lo establecido, ante lo agobiante y antinatural. Me pregunto cuánta verdad estaba yo diciendo. Sí, seguro volvería a elegir la misma vida; no me gustaría ser alguien más, pero me pregunto realmente hasta qué punto soy un ser combativo, hasta qué punto soy un rebelde. Ahí entra en juego el anti-yo. ¿Soy por naturaleza un ser que disfruta el estar inmóvil en su casa, leyendo, escribiendo, pensando, o soy un ser que disfruta de la acción, de llevar a cabo los pensamientos o de siquiera pensar mis actos, un ser que disfruta del instinto salvaje? Bueno, creo ser ambas personas. Es complicado conciliar ambos seres; el pacifista y el combativo, pero no soy el único; a mi parecer esto es así en todos los seres. El mismísimo John Lennon en la famosísima canción Revolution escribe: But when you talk about destruction, don’t you know that you can count me out (in)? Él mismo explicó en una entrevista de que no podía estar seguro, que era un ser humano. Y sí, el ser humano es un ser dual o, mejor, de infinita multiplicidad; muchos estarían de acuerdo conmigo; Hermann Hesse sería uno de ellos, ¿o no escribió El lobo estepario?; Borges sería otro, él hablaba de ser todos los antepasados y los próximos sucesores en un solo ser o infinito ser. Por lo que se le podría justificar un poco el discurso a los psicólogos que dicen que cuando uno odia a alguien lo que en verdad está haciendo es odiar lo que de él mismo ve reflejado en el otro. Por eso es que amo odiarme. Por eso es que a veces soy hermoso. Por eso es que a veces soy horrible.

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