martes, junio 03, 2008

Hoy y ayer

por. Facundo Ezequiel

Hoy quisiera saber tu nación
si dormís donde te sueño
si pensás donde te veo
Saber si en tu tristeza
ocupo un grano de arena
Aquel tiempo me espera
como si cada paso
fuese una esquina
de una vuelta eterna
No puedo evitar la pesadilla
en la que te tengo que perdonar
aunque no hayas hecho nada malo
Mi cabeza ama la pared
de a cortos plazos
El día va a llegar
en el que todo sea llano
Amo ser yo quien entienda
que ninguno merece ser amado
Vos y yo
somos dos tristes puntos
en un triste páramo
Parodias trágicas
de cómico resultado
Vos riendo
Yo llorando
Vos llorando
Yo llorando
Vos fingiendo
Yo creyendo
ser algo

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Te abrazaría tanto, tanto...

Me ha dado tristeza leerte. Raro que lo bello y lo triste parezcan ser siempre lo mismo.

O no, qué sé yo.

Facundo Ezequiel dijo...

Cómo quisiera que la gente fuese feliz leyéndome, para que mi tristeza sea útil, aunque quizás estar acompañado en la tristeza sea algo bueno. Pero al parecer la tristeza te la pegué yo; espero que me perdones y que escuches un disco de Charles Mingus (como hago yo ahora) y veas que la tristeza tiene su lado turbiamente claro (lo que sea que haya querido decir con eso)

Anónimo dijo...

Tu tristeza es útil porque produce belleza, y la belleza es útil por serlo simplemente.

Este poema me encanta, y por eso vine a releerlo. Es algo que tengo que agradecerte.

Y escucharé a Charles Mingus para vos.

Facundo Ezequiel dijo...

Creo que sos mi única fiel lectora, que me releas ya es demasiado y que escuches a Mingus por mí ya excede lo razonable. Acepto las gracias y yo debería agradecerte por animarte a seguir leyéndome. Pero no escuches a Mingus por mí, escuchalo por vos, sé que puede no ser fácil de escuchar para todos, pero merece el esfuerzo (en mi Paraíso Musical Mingus toca el contrabajo, Bach el órgano, Hendrix la guitarra eléctrica, Beethoven el piano y Lennon canta y toca la guitarra acústica junto a Dylan)

Anónimo dijo...

Yo soy una muchacha esforzada, ya verás que puedo. Cuando pueda oírlo bien te lo comentaré. Y lo haré por mí, es cierto, porque no hay manera de no hacerlo todo para uno nomás.

Lectora soy, aunque no sé nada de fidelidad. Lo que sí puedo decirle es que tengo algo para usted. Se lo envío al correo para primero buscar su aprobación. Es algo así como una canción cuya música cambio cada vez. Vaya, vaya a leer el correo, que en unos minutos seguro le llegará.

Hasta pronto!