por. Facundo Ezequiel
En estos días
en los que el fantasma de Perón
se mete a dormir en todas las camas
es deshonroso
no tener un trabajo
no tener conciencia política
no creer que el pueblo,
combativo e ignorante,
tiene todas las respuestas
Pero a mí no me importa
el limbo linfático
de la complacencia
ni tampoco me interesa
el fuego de retórica roña
ni si la verdad absoluta
es un gran combustible
Trato de mantener las cosas simples
y ellas evitan que me vuelva loco
cada vez que una perfecta pelirroja
me deja con un cigarrillo entre los dientes
para irse de la mano de otro hombre
Seré optimista pero,
este sentimiento de mierda,
¿no querrá decir que
no nací para perder?
Por las dudas sigo apostando;
serán monedas
pero es todo
lo que tengo.
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