por. Facundo Ezequiel
Me siento atraído por las mismas cosas
aunque ya no las pienso tanto
habitan austeramente
en rincones obscuros
ocultas de mi atención
Se cansaron de apuñalarme
destriparme
saltar la soga
con mis entrañas
y cantar
siempre
la misma canción
Pasó un buen tiempo
tanto que
casi
me olvido
de ella
de mí
de todo
Pero con tanto silencio
siento las vibraciones
en mi pecho
y puedo asegurar
que
todavía
planean
algo
y la parte serrada
ya oxidada
de sus cuchillos
dolerá
más

domingo, abril 10, 2016
sábado, junio 09, 2012
Eructaste una canción
por. Facundo Ezequiel
¿Cuántas veces
intentaste
volverte
hacia
dentro?
¿Cuántas
veces
satisfecho
eructaste
una canción?
La vida no
es mucho
más
que
esto.
Siempre
tenés
una elección,
no siempre
elegí
la mejor.
Hoy
sé
más y
mejor.
Aprendí
a
aprehender
los
momentos
que
valen.
Todo
sirve
para
el
des
pier
to,
nada
vale
para
el
muer
to.
¿Y
vos?
También
en
al
gún
lugar
sos
como
yo,
ahora.
martes, mayo 22, 2012
Como una torta en el horno
por. Facundo Ezequiel
Acá estoy
de vuelta,
acariciando
las esquinas
de mi
cuaderno barato
en un
trance en blanco,
más
despierto que nunca
mientras la
lluvia hace su trabajo
y yo
acostado,
mientras
todo,
y la
alfombra en la periferia de mis ojos
hace globos
y se eleva
como una
torta en el horno
y lo mejor
de todo:
NO ESTOY
INTOXICADO.
Quién sabe,
quizás
exista
esa cosa
y no sea
mala
la
felicidad.
Para el vos que eras yo en un futuro pasado, ahora
por. Facundo Ezequiel
INVESTIGÁ,
AVERIGUÁ, EXPERIMENTÁ,
no tomes
nada por sentado.
La
curiosidad mató al gato
pero le dio
9 vidas a sus hermanos.
Entre el
TIC y el TAC
hay una
infinidad
de
engranajes generando acordes
y la aguja
se está moviendo
entre un
segundo y el otro
hay un
segundo y hay otro.
La música
está en todos lados
tan solo
hacete el sordo
cuando te
estén escuchando
o van a
creer que estás loco,
pero entre
el TIC y el TAC
tarareá
entre las
hojas de la persiana
observá
entre
tandas publicitarias
reflexioná
entre noche
y noche
soñá
entre
nosotros
sabé
no hay
espacio.
viernes, enero 20, 2012
Si
por. Facundo Ezequiel
Si te
abrazara como quiero
entrarías
en mi pecho
desplazando
aquel gato muerto
Si te
besara como quiero
se secarían
mis palabras
si de tu
boca no surge riego
Si me
quisieras como te quiero
una plétora
de frutos prohibidos
rodaría a
tus pies
lunes, diciembre 26, 2011
Gato salvaje (o Infelis Silvestris)
por. Facundo Ezequiel
Esta gente
adoradora
de sus propios sonidos
enciende
mis motores cínicos
los pone a
funcionar
con sus
discursos fósiles de alto octanaje
y carcajeo
y acelero
pero nunca
llego
al otro
lado
del horizonte
y me siento
como una caricatura
repitiendo
siempre
el mismo
fondo,
persiguiendo
a esa rata
que no se
deja
atrapar.
Soy un gato
salvaje,
entrenado
para
fracasar.
jueves, noviembre 17, 2011
El detective borracho (FRAGMENTO)
Este es un fragmento de un cuento inacabado, una historia de detectives y deducciones que parecen mágicas antes de ser explicadas, donde abunda el alcohol, los cigarrillos, las mujeres rápidas y los caballos lentos, y aunque parece sonar de fondo una buena música jazz, sería más probable que se oiga un reggaeton o una cumbia villera, ya que esta historia está escrita en nuestra era, una era patética como cualquier otra, pero con una estética menos inteligente que otras que preferiría no se olviden. Los criminales comunes no usan sombrero, pero sí gorras ajustadas a la nuca y tartamudean una jeringoza que nunca me animaría a reproducir. Sin embargo nada de eso se ve en este fragmento, solo podemos ver al detective borracho, Bartolomeo, un ciudadano común con una para nada despreciable capacidad de observación cuyo único combustible para su motor de vida es el alcohol, y el oficial encargado de reclutarlo, cuyo nombre hasta la fecha desconozco, el cual detesta a nuestro despreciable detective borracho y se ocupa de anotar sus hazañas "à la Watson". Yo lo encuentro estimulante, no sé ustedes.
F.
Después de cuatro años sin sobresaltos,
cuando pensaba con alivio que no lo volvería a ver, un caso difícil me llevó de
vuelta a su habitación. El lugar era una porquería, se mantenía más o menos
igual que cuando lo conocí, alrededor de diez años antes; la ropa estaba tirada
por el suelo, al igual que una cantidad innumerable de botellas vacías de todo
tipo (excepto de agua) y una densa capa de polvo, cenicienta, aterciopelada, lo
cubría todo. Nunca vi un lugar tan asquerosamente sucio como ese.
La puerta estaba abierta, así que sabía que
había estado tomando toda la noche y que probablemente lo encontraría en un
estupor de imbecilidad como sólo él podía tener.
Estaba tirado en la cama y no había forma
de saber si me estaba viendo o si estaba dormido, en su estado era casi lo
mismo, pero por mera formalidad hablé:
—Señor Bartolomeo...
—mmm
Odiaba que lo llamara por su nombre; el
gemido era claramente una señal de vigilia.
—Señor Bartolomeo Diego...
—mmnm...
Se revolvió en la cama y se cubrió la
cabeza con la almohada. Aunque la luz apenas entraba por una persiana rota,
podía imaginarme las sábanas sucias, duras de costras de semen seco. ¿Las putas
se acercarían a este tipo, eran capaces de trabajar en estas condiciones
infrahumanas?
—Señor BARTOLOMEO DIEGO BATTAGLIA...
—ptqtprióo...
—¡PUTA QUE TE ESTOY HABLANDO CARAJO!
LEVANTATE DE AHÍ HIJO DE PUTA, LEVANTATE, LEVANTATE...
—...dejameee doorrmiiiir...
A veces hay que ponerse duro en mi trabajo,
o si no no se obtienen resultados. Necesitaba una pequeña sacudida para ponerse
atento, así que lo sacudí un poco; le puse un pie en el estómago hasta que
empezó a escucharme un poco más. Estaba pálido, parecía que no había salido de
su habitación en semanas.
—Sacame tu sucia pata, rati del culo
—gimió.
—¿Vas a escucharme?
—Voy a vomitar...
No tenía razón para no creerle. Levanté el
pie y se levantó como un resorte, de igual manera se balanceó al pararse, y
salió corriendo al baño. Escuché los salpicones, al parecer no le embocó del
todo al inodoro.
—¡Lavate la boca antes de volver, por
favor!
Tiré sobre la cama la ropa acumulada en la
única silla de la pieza y me senté a esperar. Tiró la cadena, abrió el grifo y
se hizo unos buches en la pila del baño. Soltó aire por la boca con un sonido
horrible, como si le doliera, y tosió. Cuando volvió y se me acercó lo pude ver
un poco mejor, es decir, más nítidamente, porque de aspecto se veía realmente
mal. La primera reacción que tuve fue la de pensar “¿cómo este tipo podría
ayudar en algo, mucho menos en una investigación policial seria?”, pero el
pensamiento no duró mucho; ya había cometido el error de pensarlo un par de
veces antes y terminé por verme obligado a tragarme mi orgullo cuando me
demostró todo lo contrario. A diferencia de lo que cualquier persona decente
pudiese creer al verlo ese borracho asqueroso realmente podía pensar.
—¿Qué mierda querés? —dijo.
No había forma de que sintiese un poco de
cariño por ese ser, ¿quién podría?
—Mirá vago de porquería, necesitás plata y
yo necesito tu colaboración. Ahora se vienen las elecciones y el Estado está
dispuesto a pagarle a cualquier vago hijo de puta con tal de conseguir lo que
quiere, esta vez te toca a vos. ¿De qué vivís? ¿De dónde sacás la plata para pagarte
todo ese alcohol?
—Le leo la borra a las viejas y ellas
aprecian mi don.
Se me hacía el gracioso. No había nada más
molesto que este borracho cuando se hacía el vivo. Lo único claro era que nos
odiábamos mutuamente y que estaríamos mucho mejor si no tuviésemos que volver a
vernos nunca más, por eso los dos estábamos un poco alterados por este
inesperado reencuentro. Lo que menos necesitaba era su sarcasmo, pero nuestro
roce tenía que mantenerse en eso, un simple roce; si chocábamos el muy hijo de
puta podía cagarme de verdad. Aunque no me gustara tenía que hacerle caso a los
de arriba y ellos me pidieron que consiga la ayuda de este tipo.
—Bueno, supongo que unas cuantas viejas con
sus pensiones de mierda te pagan el alquiler y un poco de vino barato y cerveza,
pero en esta porquería de barrio ¿cuánto le podés sacar a las viejas?
—Ey, no soy ambicioso, no quiero más de lo
que gasto, soy una persona de bien, soy un monje vidente —el hijo de puta
sonreía.
—Hace cuánto que no tomás whiskey.
Lo tenía agarrado, vi como los ojos le
brillaban. El cerebro se le había activado, sabía que con la promesa del
whiskey podía disponer de la habilidad de este borracho.
Sonrió un segundo y luego hizo esa mueca
odiosa.
—¿Cómo está la secretaria? ¿Está cediendo,
te está dando bola? —dijo, y las palabras me atravezaron como una daga de
hielo. Sabía que era uno de sus estúpidos trucos, ¿pero cómo carajo hacía? Era
verdad que estaba intentando agradarle a una secretaria del juzgado, donde me
habían llevado mis asuntos últimamente, era imposible que él lo supiera, pero
la impresión que causaba este borracho con sus afirmaciones le hacía a uno
olvidar que no era sino un ejercicio de observación. También le hacía a uno
pensar qué otras cosas podría estar viendo y no exteriorizaba. En esos momentos
uno temblaba.
—¿Cómo...?
—Es bastante obvio. Tenés perfume, los
tipos como vos no usan perfume, cuanto mucho se ponen colonia.
—Eso no explica nada.
—Eso dice que andás atrás de una mina,
porque aunque todos los ratis son putos, algunos prefieren andar con mujeres.
—Puta tu hermana. ¿Y por qué decís
secretaria?
—Al principio me tentó la idea de decir
recepcionista, pero no muchas recepcionistas usan sellos.
—¿Sellos?
—Sí, la marca en tu codo izquierdo es tinta
de un sello, sobre el cual te apoyaste accidentalmente al reclinarte sobre el
escritorio en una pose ridícula de ganador, y uno creería que, siendo un
policía, intentaste levantarte a la policía de la recepción de la comisaría,
pero aunque la marca que dejó el sello es fraccionaria, es fácil reconocerlo
como el que usa en el juzgado aquella secretaria rubia.
—¿Rubia? ¿Cómo sabés que es rubia?
—No lo sabía con certeza, era más bien una
suposición, pero en los tipos sin clase como vos es bastante común y ahora sé
que tengo razón. Igual es teñida.
—Ahí sí que estás mintiendo.
Empezó a reírse, se dio vuelta
dramáticamente y después dijo:
—Se llama Franca, y ese es un nombre
ridículo para una mujer teñida que se hace la difícil, aunque es obvio que está
entregada.
Otra vez me había dejado helado.
—...
—Bueno, todo esto demuestra que como
policía son un verdadero fracaso —me dijo—. No podés ni siquiera atrapar a un
simple ladrón.
De uno de sus bolsillos sacó una tarjeta
que agitó frente a mi cara. No entendía nada. Se la saqué de la mano y leí lo
que tenía impreso. Era la tarjeta personal de la secretaria. No pude hacer nada
más que echarme a reír.
—Otra vez caí en tus estúpidos trucos
—dije—. ¿Cuándo me la sacaste?
—Cuando me sacudiste.
—¿Y todo eso de que es rubia teñida?
—En la misma manga que tenés la marca del
sello tenés un pelo largo rubio de raíz oscura. Tan simple como eso.
Hizo una pausa y agregó:
—Quiero un verdadero whiskey, uno de esos
de etiquetas de colores que valen lo que un sueldo tuyo.
—Vas a tenerlo, pero primero quiero algunos
resultados.
—Me quedé sin vino y no puedo pensar así.
—Ok. Yo no almorcé todavía, vamos, te
invito un vino y mientras escuchás lo que tengo que decirte.
—Ahora sí estás hablando.
Pedí una botella de tinto y unos tostados y
jugo de naranja. Él estaba despatarrado en la silla de forma desvergonzada,
pero yo no podía evitar sentirme incómodo al ser visto en su compañía.
—El borracho soy yo —dijo—, pero creo que
el vino te vendría mejor a vos.
—Yo no tomo.
—A eso mismo me refiero. ¿Los policías sólo
toman cocaína?
—No empecemos con la boludez, mejor
callate.
—Vamos... Tratame bien si no querés que
papi te rete.
—No me rompas las bolas, pelotudito, sabés
muy bien que te puedo cagar a trompadas.
—¡Opa! Che, negro, ¿qué te anda pasando?
Pensé que me querías...
—Sí, te quiero romper el orto.
—Ah, mi amor, todo tiene su precio, nadie
mejor que vos para entenderlo.
Por suerte no tardó en llegar el mozo con
nuestras cosas. Le llenó una copa de vino y por un par de segundos, mientras el
alcohol le bajaba por la garganta, se mantuvo callado.
—Bueno, te cuento de qué se trata la cosa.
—Abrí los tostados y les puse mayonesa.
—¿Va a ser muy larga la explicación? Esta
botella no va a durar mucho.
—Dedicate a escuchar y tal vez te tomes una
segunda.
—Okey.
martes, octubre 25, 2011
Ex poeta
por. Facundo Ezequiel
Yo me creía
un poeta
cuando
estaba enamorado
y citaba a
Rubén Darío
y leía la
balada desesperada
sumido en
el vino de Baudelaire
Me creía
que era el único
que podía
morir de amor
y que
bailaba con la muerte
y que
disfrutaba con su peste
masticando
un cigarrillo
Desde
entonces nada es claro
ya no estoy
enamorado
ya no
existen los poetas
ni las
palabras valen tanto
ni la
muerte tiene impacto
De vez en
cuando escribo algo
para
burlarme del pasado
y del
presente de esa mujer
que una vez
hube amado
y ahora no
es más que una cueva oscura
piedra fría
y húmeda
con solo
una gran
entrada
y
sin
salida
jueves, septiembre 15, 2011
motor oil dogs
by. facundo ezequiel
motor oil
dogs
those dirty
old cocks
drove
through america
mumbling
hysterical
young dumb
business
trying to
impress
just a
little girl
they never
knew
that in
that stew
noone comes
clean
whatever
the means
it’s really
a pity
in the
nitty gritty
ground is
the peak
sheena
warned them
doodled
with a pen
drew three
hanged men
each had
his stem
cutted from
the roots
and bleeded
black soot
they didn’t
listened
motor oil
dogs
dying on
the rocks
drying like
wet clothes
not even
close
to a happy
ending
so it’s
pending
the final
line
of this
poem
sábado, agosto 13, 2011
Quién sos vos que yo soy?
por. Facundo Ezequiel
Quién?
Quién el otro que se mira a mis ojos?
Quién?
Quién el que se encorva al andar y habla de enderezar?
Quién?
Quién el que lee estas palabras cuando la hoja aún está en blanco?
Quién?
Quién la persona que más me sabe amar y me desprecia como nadie jamás lo hará?
Quién?
Quién el de pálidos tesoros y largos inviernos, reticente de compartir las primaveras y temeroso?
Quién?
Quién el que se sienta en mi silla y se come mis comidas y se va, dejándome siempre con hambre y una cuenta, sin darme las gracias?
Quién?
Quién la persona inteligente de puños cerrados que labra la tierra con épicas trompadas?
Quién?
Quién el que lamenta el pasado, sufre el futuro y niega el presente?
Quién?
Quién sos vos que soy yo?
Quién?
miércoles, junio 08, 2011
Igual los van a echar
por. Facundo Ezequiel
Esto no es una apertura
hacia mi alma :
el viento es leve
y gélido el frío.
Mientras pego etiquetas
y la ceniza cae afuera,
en algún lugar,
supongo,
hay rastros de vida —
pero no
acá.
Solo en el comedor
viendo las almas de los
ilusionados temporales
hacer su ronda
en una temprana noche
de junio.
No hay esperanza
en este pozo ciego.
Las horas son
el cadalso
en la eternidad
de este día
para un alivio
que nunca
va a llegar.
Coman, bastardos,
nunca van a satisfacer
la miríada
de agujeros
en la tierra.
Distráiganse de lo evidente
por $10 la hora
y un dolor de espalda.
Besos,
mis mejores
deseos,
Facundo.
Esto no es una apertura
hacia mi alma :
el viento es leve
y gélido el frío.
Mientras pego etiquetas
y la ceniza cae afuera,
en algún lugar,
supongo,
hay rastros de vida —
pero no
acá.
Solo en el comedor
viendo las almas de los
ilusionados temporales
hacer su ronda
en una temprana noche
de junio.
No hay esperanza
en este pozo ciego.
Las horas son
el cadalso
en la eternidad
de este día
para un alivio
que nunca
va a llegar.
Coman, bastardos,
nunca van a satisfacer
la miríada
de agujeros
en la tierra.
Distráiganse de lo evidente
por $10 la hora
y un dolor de espalda.
Besos,
mis mejores
deseos,
Facundo.
lunes, junio 06, 2011
De lo fatuo
por. Facundo Ezequiel
Dios ajeno, del conocimiento,
recomendame al menos
un buen libro
y empujame al abismo
Quiero volver a sentir
la emoción de lo inesperado
Levantame de este trabajo
y sentame a aprender
en fabulosas ráfagas
de futuras desilusiones
Quiero renacer
completo.
Dios ajeno, del conocimiento,
recomendame al menos
un buen libro
y empujame al abismo
Quiero volver a sentir
la emoción de lo inesperado
Levantame de este trabajo
y sentame a aprender
en fabulosas ráfagas
de futuras desilusiones
Quiero renacer
completo.
Dibujitos
por. Facundo Ezequiel
Otra vez soy el genio
el tipo del lápiz de oro
el artífice de los deseos
jamás cumplidos
la eterna promesa
el regalo no correspondido
una pálida estrella de ciudad
acostumbrado al silencio
y a la puteada fugaz
de sempiternos disgustados
Otra vez soy el genio
el tipo del lápiz de oro
el artífice de los deseos
jamás cumplidos
la eterna promesa
el regalo no correspondido
una pálida estrella de ciudad
acostumbrado al silencio
y a la puteada fugaz
de sempiternos disgustados
Niño
por. Facundo Ezequiel
Este es mi personaje:
un niño desnudo
No es interesante
de ninguna manera
no puede excitar
ni se excita
a veces el frío
es demasiado
y llora
Este es mi personaje:
un niño desnudo
No es interesante
de ninguna manera
no puede excitar
ni se excita
a veces el frío
es demasiado
y llora
Ojos tristes
por. Facundo Ezequiel
Estos ojos tristes
no son míos
ni tampoco lloran
son de vos
y transpiran
cansados como están
de esperar tu imagen
pero veo a las otras
mujeres
torpes
calzadas en altas
plataformas
tropezando
al intentar alcanzar
la altura que vos superás
millones de veces
con pies desnudos
triste
de una forma feliz
yo soy la pobre mosca
que se arroja a tu plato
con la desesperada esperanza
de perderse en tu boca
pero una mosca es
una mosca y
duplica su iniquidad
en la cercanía de su diosa
tantas palabras que nada valen
buscando una meta tan grande
comparo mi torpeza
con la del necio que
intentara enhebrar una aguja
con una cuerda trenzada
no seré digno de
este amor
pero mi patetismo
me va a hacer vivir por siempre
Estos ojos tristes
no son míos
ni tampoco lloran
son de vos
y transpiran
cansados como están
de esperar tu imagen
pero veo a las otras
mujeres
torpes
calzadas en altas
plataformas
tropezando
al intentar alcanzar
la altura que vos superás
millones de veces
con pies desnudos
triste
de una forma feliz
yo soy la pobre mosca
que se arroja a tu plato
con la desesperada esperanza
de perderse en tu boca
pero una mosca es
una mosca y
duplica su iniquidad
en la cercanía de su diosa
tantas palabras que nada valen
buscando una meta tan grande
comparo mi torpeza
con la del necio que
intentara enhebrar una aguja
con una cuerda trenzada
no seré digno de
este amor
pero mi patetismo
me va a hacer vivir por siempre
sábado, mayo 28, 2011
Planicie (escena)
por. Facundo Ezequiel
Las paredes se cierran
sobre mí
pero estoy a campo abierto.
La respiración falla,
hablo pero estoy mudo.
Nada nunca va a poder
ser tan negro.
No quiero
escuchar
tu nombre
vertiendo
de labios
que no fuesen
los míos.
Las paredes se cierran
sobre mí
pero estoy a campo abierto.
La respiración falla,
hablo pero estoy mudo.
Nada nunca va a poder
ser tan negro.
No quiero
escuchar
tu nombre
vertiendo
de labios
que no fuesen
los míos.
Meditación II
por. Facundo Ezequiel
Por más que me esfuerce
no puedo ser normal.
Soy artista,
la lacra de
la lacra,
lo más bajo.
Soy más inteligente
que la media
y sé que no vale
la pena actuar.
Todo debe pasar.
No impongas
tu voluntad.
Sé invisible.
No pienses.
Por más que me esfuerce
no puedo ser normal.
Soy artista,
la lacra de
la lacra,
lo más bajo.
Soy más inteligente
que la media
y sé que no vale
la pena actuar.
Todo debe pasar.
No impongas
tu voluntad.
Sé invisible.
No pienses.
Meditación I
por. Facundo Ezequiel
Cuántas páginas hay que llenar
hasta sentir que estás diciendo algo?
Cuántas mentiras se necesitan
para intuir una verdad?
Ninguna palabra.
Ninguna mentira.
El silencio es necesario.
El vacío es la respuesta.
Una contemplación
libre de ego
es lo más cercano
a la palabra,
a la verdad.
Cuántas páginas hay que llenar
hasta sentir que estás diciendo algo?
Cuántas mentiras se necesitan
para intuir una verdad?
Ninguna palabra.
Ninguna mentira.
El silencio es necesario.
El vacío es la respuesta.
Una contemplación
libre de ego
es lo más cercano
a la palabra,
a la verdad.
Cena
por. Facundo Ezequiel
Es una decisión estética
mi aversión
a las grandes formas
de estupidez
Mi amor irracional
hacia
crueles mujeres
Mi sensibilidad oculta
de la brutalidad
de los buenos
modales
Soy sincero
porque me lo pide
la carne,
y no hay nada como
ver a los ojos
complacidos
de nuestra
cena.
Es una decisión estética
mi aversión
a las grandes formas
de estupidez
Mi amor irracional
hacia
crueles mujeres
Mi sensibilidad oculta
de la brutalidad
de los buenos
modales
Soy sincero
porque me lo pide
la carne,
y no hay nada como
ver a los ojos
complacidos
de nuestra
cena.
miércoles, abril 06, 2011
Recuerdos
por. Facundo Ezequiel
Cuando miro hacia atrás
lo que fuimos
hace sombras
a mis espaldas
y el futuro
pierde el fulgor
de la esperanza.
Toda fina dama
tiene algo de vos
y tu recuerdo
se perpetúa
en mi contemplación;
no hay nada
más hermoso
que esta daga inquieta;
mantiene
mi alma
en forma
y
humilde
mi cabeza.
Maldigo el día
en el que me muera
y tu recuerdo
pase a ser
otra cosa
que
ya
no
es.
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