
sábado, mayo 28, 2011
Planicie (escena)
Las paredes se cierran
sobre mí
pero estoy a campo abierto.
La respiración falla,
hablo pero estoy mudo.
Nada nunca va a poder
ser tan negro.
No quiero
escuchar
tu nombre
vertiendo
de labios
que no fuesen
los míos.
Meditación II
Por más que me esfuerce
no puedo ser normal.
Soy artista,
la lacra de
la lacra,
lo más bajo.
Soy más inteligente
que la media
y sé que no vale
la pena actuar.
Todo debe pasar.
No impongas
tu voluntad.
Sé invisible.
No pienses.
Meditación I
Cuántas páginas hay que llenar
hasta sentir que estás diciendo algo?
Cuántas mentiras se necesitan
para intuir una verdad?
Ninguna palabra.
Ninguna mentira.
El silencio es necesario.
El vacío es la respuesta.
Una contemplación
libre de ego
es lo más cercano
a la palabra,
a la verdad.
Cena
Es una decisión estética
mi aversión
a las grandes formas
de estupidez
Mi amor irracional
hacia
crueles mujeres
Mi sensibilidad oculta
de la brutalidad
de los buenos
modales
Soy sincero
porque me lo pide
la carne,
y no hay nada como
ver a los ojos
complacidos
de nuestra
cena.
miércoles, abril 06, 2011
Recuerdos
por. Facundo Ezequiel
Cuando miro hacia atrás
lo que fuimos
hace sombras
a mis espaldas
y el futuro
pierde el fulgor
de la esperanza.
Toda fina dama
tiene algo de vos
y tu recuerdo
se perpetúa
en mi contemplación;
no hay nada
más hermoso
que esta daga inquieta;
mantiene
mi alma
en forma
y
humilde
mi cabeza.
Maldigo el día
en el que me muera
y tu recuerdo
pase a ser
otra cosa
que
ya
no
es.
Al menos ella me querrá
por. Facundo Ezequiel
Estar en un pozo
es algo hermoso
para un poema,
pero dejame decirte,
las mujeres
no se enamoran
de vos
cuando te atrae
esa otra mujer.
Coqueteás con ella
porque tenés
el lujo de saber
que ya te tiene.
Las otras la celan
y quisieran
estar en su lugar.
Hay mujeres
que te pueden
vaciar de alma
en 5 segundos;
nunca pude
lograr nada
con ellas
ni ellas
pueden
encontrar
mucho
en mí.
Creo
que cuando
cierren
mi caja
voy a
haberme
ido
hace mucho
con la
única
que
siempre
me fue
fiel…
Si supieran,
mis
corderitos.
Bandera
por. Facundo Ezequiel
Medio litro de vino rápido
te ayuda a sonreír
por un ratito
olvidar
y con suerte
dormir.
Ayúdenme a
ayudarme,
sigan trayendo
botellas
que la mejor
manera
de curar
la resaca
es bebiendo
un poco más.
Alcen mi espíritu,
denme una buena mujer
y una hora para
vejarla.
No me dejen caer,
que mi ánimo
flamee
como
una alta
bandera
de
amor
propio.
El último poema
por. Facundo Ezequiel
Algún día me voy a morir
y quizás nadie me recuerde.
La persiana de mi habitación
va a seguir rota
pero ya no va a haber luz.
Mis zapatos van a
conseguir otros pies
o terminarán
en la basura.
Nada tendrá incidencia.
Algunos van a divertirse,
otros van a tomar
amoníaco
y se sentarán
a esperar.
El mundo
va a seguir
girando,
todo va
a seguir
igual,
mi cuerpo,
rígido,
va a ser
trabajo
y una molestia
para el médico,
igual que ahora
lo soy
para esta
vieja
que desea
ocupar
mi asiento
mientras
termino
de escribir
este,
en lo que
a mí
me concierne,
último
poema.
La cosa está difícil
por. Facundo Ezequiel
La cosa está difícil,
los japoneses,
siempre un paso adelantados,
obtuvieron primero
el Apocalipsis;
la empresa
empezó a fletar
a mis compañeros
y mi nueva computadora
no funciona
como debería.
Nada de eso
sería tan trágico
si la chica
sobre la que posé
mis ojos
me hablara,
pero ya saben,
las cosas
nunca
me salen
bien.
La cosa
está difícil
y no se me ocurre
otra cosa que hacer
sino parir
otro poema
encarnado
en mi ego
como una
uña
rota.
En cualquier momento
la tierra se va a abrir
y va a tragarme
a mí
y a mis
ínfimas
miserias.
No importa.
Nada importa
pero
todo
molesta.
Morisquetas
por. Facundo Ezequiel
Este bebé balbuceante,
entusiasmado con mi cara,
tan simpático
y lleno de posibilidades
en un pestañear
va a ser
otra detestable
molestia,
otra aborrecible
muestra de
humanidad.
Todas las posibilidades
van a ser
chistes sin gracia,
olvidadas hace mucho.
No va a recordar
mi cara,
un instante
en un colectivo,
en brazos
de su madre,
demasiado gorda
y permisiva
como para entender
la condena
impuesta
a su hijo.
Yo voy a seguir
confundido y
adolorido,
convencido de
estar aprendiendo
todos los días
algo nuevo,
pero es probable
que otros poetas
me hayan
hecho
morisquetas
en un viaje
que no
puedo
recordar.
En el vacío del espacio
por. Facundo Ezequiel
Siempre le tuve más afecto
a quienes me rechazaron
que a los cantores de alabanzas.
Soy escéptico por naturaleza
y siempre me creí genio,
así que los esporádicos detractores
son como una explosión
en el vacío del espacio
corrigiendo el rumbo
de mi nave
de vuelta
hacia
la Tierra.
sábado, abril 02, 2011
Las horas imposibles
Acá empiezan
las horas imposibles.
Miríadas de
médicos en las
paradas de colectivos,
como si al final
del recorrido
acaeciera
una tragedia.
Todavía no es
el fin del mundo,
pero nos acercamos
cada día
un poco
más.
La lluvia
lastima y
no lava nada.
Mi bote,
encallado
en el desierto,
desborda
de agua.
Los pájaros
gorjean maldiciones,
las hienas
se mueren
de hambre.
Mi corazón me
dice adiós
pero yo
escucho
la radio.
Beethoven nunca
hizo este ruido.
Nada es
lo que debería
ser.
sábado, marzo 12, 2011
Astrofísica
Ella, como una diosa
de creación
y destrucción,
puso este agujero negro
en mi pecho.
Todo lo que a él se acerque
va a reducirse
a la nada.
Poco a poco
mi pecho
hambriento
va tragándose
todo
todo :
los autos,
las plazas,
los amigos,
los perros,
las sinfonías,
las flores,
los baños públicos,
el jamón,
los caballos,
el sol,
la tierra,
incluso a sí mismo,
a mí,
pero nunca la noche,
no a ella;
la necesita
para contemplar
su ruina.
Platónico a la fuerza
Todavía faltan 10 minutos
para las 10 de la mañana
y hace 3 horas que
estoy despierto,
sin poder dormir
desde hace más
de 1 mes.
Estoy enamorado
y soy una ruina.
Mis amores
nunca son
correspondidos.
Nunca tengo la audacia
como para encantar
ni tengo la labia
para dar lástima
así que
mis amores
los mantengo
platónicos
a la fuerza.
Soy un tipo
sincero
y me gustaría
abrazar
a esta chica,
pero
ella no sabe
que existo,
es decir,
sabe mi nombre,
conoce mi cara,
me sonríe
y me saluda
cuando la cruzo,
pero ella le sonríe
a los pájaros,
a la máquina de café,
a los jefes,
a la mala suerte,
entorna los ojos
y tuerce los labios
con majestuosa
habilidad
ante cualquier
situación
que ponga en evidencia
su propia existencia.
Ella no sabe
que dentro de este
envase,
dentro de este nombre,
hay una luz
demasiado tímida
como para
prenderla
fuego
hoy,
pero cada día
crece
un poco
más,
y algún día
se va
a enterar,
quizás
cuando
solo
queden
cenizas.
El juego del gallo
Realmente no entiendo
el juego del gallo
Cacareando
sacando pecho
pisando pusilánimes.
Pero no tendría problema
en jugar,
ser el mejor,
un hombre de talentos;
no dudaría un segundo
en aplastar cabezas,
si eso me acercara
quince centímetros más
a tu dulce alma
de mujer.
Hiedra
Si las palabras no me salen
dejame que te dibuje,
querida mujer,
porque
de alguna forma
tengo que dejar salir
esta hiedra
que crece
en mi pecho
y me hace picar
por dentro.
Si el dibujo no aparece
dejame que tararee
para vos
porque hay
una melodía
que borbotea
en mi garganta
cada vez
que te veo
y no puedo
decir
lo que siento,
no por miedo
sino
por respeto
a mí mismo.
Hacete hombre
Algunas veces es necesario
hacer cosas infrahumanas
para que una mujer
te considere un hombre.
Yo lo hice todo
y no convencí a ninguna.
Supongo que
actué
demasiado bien.
Vos o vos
Vos o vos,
no hay dilema.
El amor romántico
de las películas rosa,
de los viejos poemas,
hizo de mí
esto
que
no soy.
Te entrego
mi corazón
palpitante
y me preguntás
dónde está
mi alma.
Si lo supiera,
mi amor,
la hubiese
empeñado
hace tiempo,
hubiera
comprado
un revólver,
si acaso
mi alma
valiera
tanto.
Si acaso
tuviese
una.
Vos o vos,
querida,
porque
yo
dejé de
existir
desde que
te vi
por primera
vez
y no puedo
cerrar los ojos
sin verte,
y no puedo
ir al baño
sin verte,
y no puedo
alzar la birome
sin verte,
y no puedo
hacer nada
sin que tus
ojos
en mi mente
lo aprueben
o desaprueben,
así que
me aferro
a tu sonrisa
que abre
tractores
como latas
de arvejas
y dejo
que hagas
de mí
la aguja
de
la
madrugada,
esperando
que
te
sea
útil.
Otra vez otro primer poema
Si dejo a la poesía
filtrarse en mí
otra vez
quizás muera
o
tal vez
me vuelva
más fuerte
o
más humano
o,
es probable,
tan solo
me crea
mejor
que el resto
hasta que
venga
la próxima mujer
que
me va
a dar vuelta
la cara
con una
cachetada
de realidad
y yo
me voy a quedar
callado,
pensando,
reviviendo
todo
una
y
otra
vez
hasta
que
me
llame
el
siguiente
poema.
jueves, diciembre 30, 2010
Soy el eclipse
Soy el eclipse, la oscura sombra
sobre la inocente presa.
Soy el alcohol en el cenicero,
lo amarillo en la punta de los dedos.
Soy la eléctrica señal,
el dolor en los huesos,
las entrañas fermentando.
Soy el aroma acre,
el pronto alivio,
el dilatado sufrir.
Soy lo de siempre
como nunca antes
y me estoy quedando.