domingo, abril 11, 2010

Pasatiempos

por. Facundo Ezequiel

La gente tiende a olvidarse
que vive
o que muere
—es lo mismo—
y suele utilizar sus días
en la creación
de los más diversos pasatiempos.

Algunos son capaces
de montar
pequeñas reproducciones
de ciudades reales
en sus garages
y se ocupan
de todos los más mínimos
detalles,
ponen pequeñísimos
envoltorios de alfajores
en las diminutas veredas,
incluso se puede ver
al vagabundo de una pierna
en la puerta de la fábrica y
el travesti junto al puente,
y los trenes
hacen sus recorridos
y los semáforos
cambian de luces.

Otros deciden
que el tiempo
es más fluido
cuando corren
detrás de una
pelota,
o cuando
se sientan
en la tribuna
a comer una salchicha y
le gritan
al árbitro
con la boca llena
y verdadera
indignación.

Algunos son
apasionados
y aman
su forma de
perder
el tiempo.
La mayoría
no tiene idea
de lo que hace
ni por qué
lo hace,
simplemente
lo hacen.

Cuando me siento triste
y yo mismo quisiera
poder olvidarme
que vivo
o que muero
—es lo mismo—
lo que hago es
soñar
con el día
en que todos esos
imbéciles
despierten de su
civilizado estupor
cansados
perdidos
y sin el tiempo
suficiente
para vivir
o morir
decentemente
y se pregunten
¿cuándo pasó esto?

Pero ahora los veo
tocando la bocina
de sus autos
transpirando
—el cuello de
la camisa empapado—
nerviosos
porque van a llegar
tarde a sus
trabajos
de 12 horas,
y estoy
completamente seguro
que ninguno de estos
tipos
jamás
se preguntó o
preguntará
nada
en absoluto
a no ser
que sea
el resultado
del partido
del domingo.

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