por. Facundo Ezequiel
Este bebé balbuceante,
entusiasmado con mi cara,
tan simpático
y lleno de posibilidades
en un pestañear
va a ser
otra detestable
molestia,
otra aborrecible
muestra de
humanidad.
Todas las posibilidades
van a ser
chistes sin gracia,
olvidadas hace mucho.
No va a recordar
mi cara,
un instante
en un colectivo,
en brazos
de su madre,
demasiado gorda
y permisiva
como para entender
la condena
impuesta
a su hijo.
Yo voy a seguir
confundido y
adolorido,
convencido de
estar aprendiendo
todos los días
algo nuevo,
pero es probable
que otros poetas
me hayan
hecho
morisquetas
en un viaje
que no
puedo
recordar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario