por. Facundo Ezequiel
La cosa está difícil,
los japoneses,
siempre un paso adelantados,
obtuvieron primero
el Apocalipsis;
la empresa
empezó a fletar
a mis compañeros
y mi nueva computadora
no funciona
como debería.
Nada de eso
sería tan trágico
si la chica
sobre la que posé
mis ojos
me hablara,
pero ya saben,
las cosas
nunca
me salen
bien.
La cosa
está difícil
y no se me ocurre
otra cosa que hacer
sino parir
otro poema
encarnado
en mi ego
como una
uña
rota.
En cualquier momento
la tierra se va a abrir
y va a tragarme
a mí
y a mis
ínfimas
miserias.
No importa.
Nada importa
pero
todo
molesta.
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