por. Facundo Ezequiel
Muchos olvidan que vivir no es
una extensión de la llamada Muerte
y pretenden oxidarse de lágrimas,
pero yo, mi amigo, perdí amores
y almas, muchas, me abandonaron
y aun así me alejo de lo inevitable
y dejo en el arte mi descendencia,
mi mural de verbos nómadas,
decadentes para muchos,
punto de partida para otros,
mis hijos que repudian lo que fui
y hechan raíces en lo que seremos:
Dejaré que naveguen en mis ojos
y anclen la esperanza en mi ser.
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