por. Facundo Ezequiel
Esta gente
adoradora
de sus propios sonidos
enciende
mis motores cínicos
los pone a
funcionar
con sus
discursos fósiles de alto octanaje
y carcajeo
y acelero
pero nunca
llego
al otro
lado
del horizonte
y me siento
como una caricatura
repitiendo
siempre
el mismo
fondo,
persiguiendo
a esa rata
que no se
deja
atrapar.
Soy un gato
salvaje,
entrenado
para
fracasar.
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