por. Facundo Ezequiel
Mi poesía tiene la melodía
de los huesos rotos
y el ritmo espumante
de la cerveza caliente
de una madrugada de octubre
Yo amo a todas las mujeres
que saben decirme que NO
y cada una tiene sus versos
porque soy bueno y bondadoso
y pobre como un santo
Entre mis palabras yacen
los moribundos meones
y las excreciones más humillantes
que envejecen en pastosos pegotes
en asientos de trenes
Si esta ciudad estuviese habitada
no tardaría en caerse a pedazos
como una forma natural de defensa
contra todos los maniáticos sexuales
y asesinos
y yo me exiliaría en otra cama
sin la patética necesidad
de escribir lo que siento
Pero nadie vive acá
y de todas formas
me dicen
que no
siento
mucho
No hay comentarios.:
Publicar un comentario