jueves, septiembre 18, 2008

5 a.m.

por. Facundo Ezequiel

Del reloj que marca las cinco a la cama
hay una mirada de distancia.
¿Una mirada furtiva? ¿Un mirar cansado?
Un vistazo desesperado, intercalado entre pensamientos
de esos que tienen miedo del olvido
y toman forma de una mujer
una y otra vez
hasta que uno no hace más que pensarlos.
Entonces entra la mano al pantalón
y todo pierde la poca razón que guardaba.

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